Zona Cero

•Los incedios forestales

Por Roberto Santos

Al parecer nunca se había presentado una temporada de incendios tan fuerte y grave para los ecosistemas naturales de Guerrero.

Cierto es que no solo afecta al puerto de Acapulco, pero se agrava cuando los incendios devastan las pocas zonas verdes que Otis dejó en pie.

Sin duda, mucho tiene que ver la mano del hombre en la producción de los fuegos que después se sale de control.

Es decir, después de años de capacitación a los campesinos y a los comisarios acerca de cómo es que deben de quemar sus tierras de labor, aún siguen haciendo lo que no deberían, ocasionando graves devastaciones ecológicas.

Mientras no haya prevención de los propios lugareños y tampoco haya castigo para quienes queman sus tierras de labor sin la guarda raya necesaria, este problema seguirá presentándose cada año.

Solo que el nivel de gravedad va incrementándose por el calentamiento global, las sequías y el problema de la escasez de agua.

Y es que los incendios forestales representan una amenaza grave para la humanidad debido a su impacto devastador en el medio ambiente, la salud pública, la economía y la seguridad alimentaria.

Por eso es que abordar y prevenir estos incendios requiere esfuerzos coordinados a nivel local, nacional e internacional para mitigar sus causas y gestionar adecuadamente los ecosistemas forestales.

Sin duda, esto representa una gran responsabilidad para el gobierno de Evelyn Salgado Pineda, quien ha estado en el puerto de Acapulco atendiendo los incendios que allí se presentan, que a diferencia de Otis como fenómeno natural, son producto de la mano de personas irresponsables que no miden la magnitud del daño que ocasionan al medio ambiente y el riesgo para la población.

Hoy, en Acapulco hay un control del 70 por ciento del incendio en El Veladero y una liquidación del 50 por ciento de los incendios que se registran en el municipio, gracias a la coordinación de estos trabajos de la gobernadora del estado, Evelyn Salgado Pineda, junto con las instancias que forman parte del Sistema de Comando de Control de Incidentes.

Según el último reporte, se dio a conocer que en estas tareas participan 360 elementos de las distintas dependencias con una afectación de 295 hectáreas del parque nacional El Veladero.

En el caso de la colonia Generación 2000, hay un avance de control del 95 por ciento; mientras que los registrados en las colonias Olímpica y María de la O, fueron sofocados en su totalidad.

El único que se encuentra con actividad importante, es el ubicado en Carabalí y actualmente está controlado al 50 por ciento. Al respecto, las autoridades señalaron que no hay peligro para la población.

Para este sábado llegará a Guerrero el helicóptero con helibalde, perteneciente a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), para coadyuvar a las tareas de sofocación de los incendios que aún se mantienen activos, de manera especial en el localizado en el Carabalí. Cabe destacar que esto fue gestionado por parte de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

En estas tareas conjuntas, participan personal de la Conafor, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la Sedena, la Secretaría de Marina, del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC), la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del estado, Protección Civil municipal, entre otros.

Hay que mencionar que el fuego ha hecho presa de los cerros en varios municipios del estado y Chilpancingo no es la excepción, la mayoría gracias a personas irresponsables en el manejo del fuego.

Hay mucho por hacer para que esta temporada no vuelva a repetirse en el siguiente año.

Porque la destrucción de áreas forestales afecta la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios ambientales vitales, como la regulación del ciclo del agua y la protección de suelos fértiles.

Esto repercute en la seguridad alimentaria y el suministro de agua, especialmente en regiones dependientes de recursos naturales, como es nuestro estado de Guerrero.

Bien por quienes a riesgo de su vida, están combatiendo el fuego, una actividad sumamente difícil y peligrosa.

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