• Abelina: Zapatero a tus zapatos o… ¡no nos ayudes comadre!
Por Francisco Javier Flores V.
Abelina López Rodríguez fue, sin duda, la mejor gestora. Persistente, aguerrida, arropando algunas de las causas más sentidas, sobre todo de los sectores que menos tienen, se destacó por esa labor incansable que desempeñaba, como bien lo decía, con cargo o sin cargo, aunque tampoco puede negar que cuando ostentaba una representación popular, era cuando más pesaban sus gestiones.
Fue la mejor precandidata. La que encabezaba todas las encuestas no sólo dentro del partido Morena, sino cuando era medida con los prospectos de otros institutos políticos, siempre aparecía arriba, punteando, de ahí que su designación en la candidatura fue algo así como natural. Era ella la mejor posicionada.
No se diga como candidata. Nadie mejor que ella para atraer a las masas; quizá no muy buena en el discurso –como hasta ahora-, pero era evidente que conectaba con la gente, quizá por ese antecedente de labor de gestoría que la ha acompañado, se le ha reconocido y le ha permitido tener una base de simpatizantes (beneficiarios de sus gestiones, la gran mayoría) que le acompaña y le aplaude hasta el día de hoy.
El problema es que después de ser la mejor en esas facetas, la ahora presidenta municipal de Acapulco parece empeñada en ser la peor. Desde la integración de un gabinete que no le ayuda, favoreciendo a sus allegados, en algunos casos incluso anteponiendo el lado sentimental (como en la Sedesol), hasta la falta de inteligencia, sensibilidad y carácter para enfrentar problemas tan sentidos como la falta de agua potable, la recolección de basura, el arreglo de calles, el alumbrado público y, sobre todo, la seguridad pública.
Ya no digamos el generar las condiciones para que vengan la inversión y el desarrollo, fuentes de empleo, productividad que eleve los niveles de bienestar de la población en el destino turístico por excelencia de nuestro país.
Gobernar Acapulco es, sin duda, un alto honor, un privilegio. Pero también implica una gran responsabilidad que requiere atención de tiempo completo, si lo que se pretende es realmente dar resultados. No hay cabida para la simulación, para el “hacer como que se hace”, menos cuando se tiene una sociedad despierta, vigilante y, sobre todo, ávida de ver mejoras en el entorno donde vive.
Por eso cuando se observa a la alcaldesa Abelina distraerse en temas que nada tienen que ver con el ejercicio gubernamental, se enciende la crispación social y se genera el justo reclamo. “Zapatero a tus zapatos”, reza el viejo y conocido refrán.
Así, por ejemplo, involucrarse en el tema de la revocación de mandato al Presidente de la República, no sólo es mal visto (e ilegal) desde la perspectiva de que debe dedicarse de lleno a gobernar Acapulco, sino al interior mismo de su partido se cuestiona el daño que ocasiona a ese proceso con su pésima gestión como gobernante. Una especie de “¡no nos ayudes, comadre!”.
En el fondo, los acapulqueños aún esperan del Gobierno Municipal un golpe de timón, que la primer edil rectifique el camino y se haga rodear de funcionarios profesionales y capaces, que sepan de administración y políticas públicas y, sobre todo, que tengan sensibilidad e inteligencia para atacar los problemas que requieren solución urgente.
Ya pasaron los primeros 100 días, los compromisos políticos se cumplieron. Démosle paso a la gobernanza, en serio. Vale.