• ¿Limpiar el establo de Augías?
Por Roberto Santos
Si la Fiscal General del Estado tiene la firme determinación de limpiar o sanear la institución que tiene a su cargo, debe hacerlo de acuerdo a las leyes y normas que obligan a respetar los derechos de los empleados, así hayan sido inoperantes.
Lo sucedido el pasado jueves fue causa de revuelo en los medios, pero más aún después de que la exfuncionaria, Marvilla Alicia Vera, diera su conferencia de prensa, donde explicó con lujo de detalles lo sucedido una noche anterior, tan detallado, por cierto, que dio la idea de una sobreactuación y algunas exageraciones como para darle más sabor al caldo mediático.
Dos posturas son las que evidenciaron las benditas redes sociales: la primera, la que linchó a la Fiscal del estado, hasta pedir su destitución y, la segunda, los que piden que se limpie de corrupción la institución procuradora de justicia.
Pero Marvilla no sale limpia, pues los comentarios en su contra son que fue una funcionaria prepotente y soberbia, entre otros señalamientos en su contra.
Esto da pie para pensar que si Sandra Luz Valdovinos Salmerón va a limpiar la Fiscalía, como Hércules limpiara el establo de Auigías y que cumplió el reto de hacerlo en un día, pese a la cantidad de suciedad porque nunca había sido limpiado, deberá tener cuidado de no afectar los derechos humanos ni laborales de los trabajadores, porque ni todos son corruptos ni todos son malos en su función.
Y tampoco podrá limpiarla en un día, como Hércules lo hiciera.
Lo que sucede en las redes sociales es una caja de resonancia del sentir popular, y las críticas no se hacen esperar, siendo las mayores las que juzgan el mal actuar de los funcionarios de la Fiscalía, Ministerios Públicos, agentes ministeriales y secretarias de las agencias de los MP, y la palabra que más se repite es corrupción.
Si bien no se trata de una competencia de popularidad, los funcionarios encargados de impartir justicia salen perdiendo en esta ocasión, aunque no todos sean corruptos.
Sin embargo, como ya lo han dicho algunos analistas, los militares en la memoria colectiva de Guerrero son mal recordados, por la serie de atropellos que realizaran en el pasado reciente, durante la Guerra Sucia, cuando afectaron a cientos de familias.
Por lo tanto, lo mejor que puede hacer la señora Fiscal es ser prudente en su trabajo y escuchar a los mismos trabajadores, quienes seguramente tienen mucho que decir y pedir.
Establecer comunicación directa con la base trabajadora, le dará mejores resultados y podrá crear un mejor clima de entendimiento y colaboración en esta institución, de la cual depende la procuración de justicia, tan limitada hasta ahora.
En tanto en su función de titular como Fiscal, la Teniente Coronel Sandra Luz Valdovinos Salmeron, blindada en una personalidad de dureza e inflexibilidad, desde su fuero interno pretendió convertir a la institución a su mando en su «Insula Barataria», despreciando cualquier autoridad pero erroneamente la jerarquía superior de la misma gobernadora del Estado, Evelyn Cesia Salgado Pineda, con el prurito de que «a ella No le debía el puesto». Grave error político.
Hasta el Secretario de la Sedena sabe, y respeta a su máximo Jefe Político, qué pasa con la Fiscal General en Guerrero? que piensa y asegura que sus blasones bastan y sobran, a tal grado que hasta hoy no se a dignado tener acercamiento con la gobernadora, ni atender los intentos por teléfono, a tal grado que a las reuniones de la Mesa de Coordinación para la Construcción de La Paz, manda a uno de los vicefiscales, quien tiene que hacer de «tripas corazón» porque carece de jerarquía para asumir responsabilidades en ese tono. Sólo toma nota y las trasmite a los oídos sordos de su jefa.
El principal problema de la autoridad de la Fiscal es la nula aplicación de la política, del uso institucional de la misma y por ende su colaboración con los intereses gubernamentales que deben conjugarse con los de Casa Guerrero. Ahí estriba No su error sino su ceguera política; dado que no entiende que su puesto es eminentemente político, porque hasta el dictar una orden de aprehensión lleva un carácter político judicial.
Las cosas empeorarán si continúa con ese tenor de mando unilateral, obtuso y sin razón que lo único que ha mostrado hasta hoy es antipatia, desprecio y coraje y va ser mucho más difícil una «operación cicatriz» sin el apoyo político, «político», de manera institucional desde Casa Guerrero.