Epístolas Surianas De Julio Ayala Carlos

Ignacio Rendón ¿zar anticorrupción?

SI LA VIOLENCIA NO SE COMBATE CON MÁS VIOLENCIA, como dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, sino con abrazos, en vez de balazos, ¿es posible combatir la corrupción con quienes han sido señalados de corruptos? ¿Es posible como se pretende hacer en Guerrero, en el gobierno de la hija del senador Félix Salgado Macedonio, quien ha señalado que es ella quien manda en el estado, pero además, que se combate con todo, la corrupción?

Ciertamente los gobiernos de la 4T, empezando por el que encabeza el presidente de la República, puntualizan, un día sí y el otro también, que combaten la corrupción, aunque hay muchos casos, a nivel federal, que demuestran lo contrario. Y es que, afirmarlo o decirlo una y otra vez, no es suficiente para que el combate a los corruptos y sus prácticas sea un hecho, con todo y que lo diga Andrés Manuel.

Así pues, el no mentir, no robar y no traicionar, no sólo se convierte en un mero eslogan del gobierno federal y de los estados en los que gobierna, toda vez que en los hechos choca con la realidad, pues si bien en el discurso se trabaja, se combate y se dan resultados, lo que ocurre y se vive es totalmente diferente a lo que se dice.

Hay que decirlo. Mentir, robar, traicionar, o aceptar un cargo para el cual no se está capacitado, también es una forma de corrupción, la cual, como no es gripe, tampoco se quita con un antigripal.

En síntesis. Es indudable que la gobernadora del estado, Evelyn Salgado Pineda, requiere de asesores, pero de esos que le digan la verdad sin miedo a que los corra del cargo y en consecuencia del empleo. Y es que antes emitir un nombramiento, por decisión propia o por recomendación, debe conocer la ficha técnica de quiénes serán nombrados como sus funcionarios.

También hay que decirlo. Con todo y que la gobernadora del estado ha estado en la lucha social, y en consecuencia conoce a los actores políticos, parece ser que no ubica a todos, mucho menos conoce de su trayectoria, de ahí que debe tener, o debiera tener, gente que sí esté enterada de lo que son o han sido los prospectos a ocupar un cargo público, a fin de evitar integrar a su gobierno a hombres y mujeres de dudosa fama pública o que tengan señalamientos de corruptos.

Y es que, como decíamos en un principio, si la 4T tiene entre sus postulados combatir la corrupción, es imposible creer que su gobierno la combata con quienes han sido señalados de corruptos, pues sería tanto como poner a Alí Babá y sus 40 ladrones a cuidar los tesoros de la Nación.

Se entiende, por supuesto, que son pagos a compromisos políticos, o porque estuvieron en la campaña de gobernador, pero como decíamos, muy poco le ayuda al actual gobierno del estado el poner en cargos claves a quienes tienen señalamientos de corrupción.

En fin. Les comento que el pasado dos de diciembre, Ignacio Rendón Romero asumió la presidencia del Comité Coordinador del Sistema Estatal Anticorrupción del Gobierno del estado de Guerrero, de tal forma que a partir de esa fecha es el “zar anticorrupción” en la entidad, o lo que es lo mismo, el paladín de la honestidad y el azote de los corruptos entre los corruptos.

¿Se acuerdan de don Ignacio Rendón Romero?

Bueno, para quienes no lo sepan, fue auditor en el estado, entre los años 2002 a 2010, y quien pretendía reelegirse en el cargo por otro periodo igual, y sin duda lo hubiera logrado si no hubieran salido a la luz pública actos de corrupción, con recursos precisamente de la entonces Auditoría General del Estado, hoy Auditoría Superior del Estado, la cual se encuentra acéfala tras concluir el encargo de Alfonso Damián Peralta quien también buscaba quedarse en la institución por otros años.

El hoy “zar anticorrupción” fue señalado, en su momento, de comprar bebidas alcohólicas, así como ropa de interior, pantalones, camisas, relojes, guitarras y hasta sandalias con cargo al presupuesto de la entonces Auditoría General del Estado, cuando Rendón Romero era, precisamente su titular, entre otros excesos. Tenía un yate en las aguas del puerto de Acapulco, y a su salida de la institución que como hoy fiscaliza a los tres poderes del estado, a los organismos autónomos y a los gobiernos municipales de la entidad, se autoasignó una liquidación de cuatro millones de pesos.

También, con cargo al erario, lo que fue un escándalo al interior del Congreso del estado, Ignacio Rendón Romero se autoasignó una compensación por 501 mil pesos, sin contar las que entregó a funcionarios de primer nivel de la entonces Auditoría General del estado. A propósito, el hoy presidente del Sistema Estatal Anticorrupción, le tocó auditar las finanzas del Ayuntamiento de Acapulco cuando Félix Salgado Macedonio, padre de la hoy gobernadora, fue presidente municipal.

En fin. Mucho saben de ello la exdiputada local por el PRI Guadalupe Gómez Maganda y el entonces diputado por el PRD, Sebastián de la Rosa Peláez, por citar solo algunos legisladores.

Comentarios: epistolassurianas@hotmail.com

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