El Voyerista

• ¿Y si mejor renuncian?

Por Alfredo Guzmán

Las sociedades de toda la historia, renunciaron a vivir en la barbarie y paulatinamente aceptaron, algunos contra su voluntad, pero por ser minorías, al final de cuentas, asumieron que hubiera normas, que luego se convirtieron en leyes, donde los pertenecientes a esos conglomerados, buscaron impedir que cada quien hiciera lo que le viniera en gana, para pasar a un estado donde las conductas, tenían un patrón, códigos, acuerdos y quien los rompiera o violentara, tendría que ser sancionado.
A grandes rasgos y de manera simplificada eso es vivir en sociedad. Y en toda sociedad, hay quienes siempre buscan romper leyes y afectar a otros, con conductas nocivas. Por eso, muchas veces son castigados. Toda sociedad, ha transitado en formas de organización, que siempre han buscado el bien común. O el bien del más fuerte.
Cuando una sociedad organizada no cumple la función de dar seguridad a los ciudadanos, hay quienes se salen con la suya y debilitan la acción de una función. Esa sociedad delega a ciudadanos, la responsabilidad de asumir el poder administrativo, jurídico y la promoción de fortalecer el bienestar social.
Las sociedades organizadas, dan pauta al nacimiento del Estado.
El nacimiento del Estado, es más complejo pero significa ser un organismo de poder al servicio de los ciudadanos. Entre las principales funciones del Estado, se destacan: Mantener el orden y el cumplimiento de las leyes. Promover el bienestar, la prosperidad y la seguridad de los ciudadanos.
El sentido común, establece que toda sociedad tiene el derecho a cambiar su tipo de gobierno. Pero ese derecho, pasa por el tamiz de una normatividad. Si un Estado no funciona, no mantiene el orden, no hace que las leyes se cumplan, tampoco promueve bienestar, crecimiento social y económico, no hay prosperidad y no otorga seguridad a los ciudadanos, para que puedan transitar en libertad y gozar del poder que otorga un Estado.
Es un Estado fallido.
Esa sociedad puede cambiar a quienes son los responsables de hacer que el Estado funcione.
Y quienes tienen la obligación de hacerlo funcionar, son los tres poderes que rigen el Estado. El ejecutivo, el judicial y el legislativo.
Y por supuesto, una sociedad en movimiento, organizada. O sea una sociedad civil, adulta.
Y eso aún no sucede en México, por los bajos niveles educativos, la baja participación cívica y poca experiencia en procesos organizativos y de gestión ciudadana. Todo dejamos a los gobiernos, en todos sus niveles.
Los municipios tienen su propia normatividad en el artículo 115 de la constitución mexicana.
La ignorancia, puede venir a decirnos que la responsabilidad de la seguridad ciudadana, recae en los ciudadanos, entramos a una contradicción.
Hay responsabilidades que los ciudadanos, delegamos a quienes ostentan el poder. En este caso, recientemente a nivel estado de Guerrero, hubo elecciones donde se determinó, quién gobierna y quiénes tienen responsabilidades municipales.
Si la ignorancia establece que no saben cuál es su función, no es problema de los ciudadanos, sino de quienes se presentaron y ofertaron crecimiento, seguridad, salud, trabajo y bienestar.
Aquellos que hicieron campaña, prometieron asumir con responsabilidad el papel de liderar y resolver las obligaciones que establecen las normas. Si ahora no saben qué hacer, es su problema.
Si desconocen su papel, aún es tiempo para que lo digan.
Si no saben qué obligaciones tienen, pueden empezar a leer y empaparse de información y dejar de hablar desde su ignorancia y ponerse a trabajar.
Si son unos ignorantes, se entiende que engañaron a la gente que los hizo gobierno.
Si prometieron que iban a acabar con algunas problemáticas, no hemos visto que lo hagan. Los problemas crecen y no se observa capacidad, estrategia, equipo, tareas, conocimiento, experiencia o al menos, que cuentan con gente que los asesore para hacer lo que ignoran.
Hay quien quiere colgarse de acciones como hacer mañaneras informativas, sin tener la experiencia, información, conocimiento y capacidad para hacerlo.
No se trata de ocurrencias. La responsabilidad de gobernar, establece obligaciones y trabajo en equipo.
Y si no saben qué hacer, renuncien. Simple, pero complejo.

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