De Julio Ayala Carlos
• Hasta ahora, Norma Otilia ahí la lleva
• Urge el apoyo del presidente Amlo
EN TÉRMINOS GENERALES, LA ALCALDESA DE Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez ha sabido sortear, con buen tino, los primeros 30 días del gobierno que encabeza, pues con todo y los problemas heredados, que no fueron pocos, entre ellos el de la Capach, que arrastra un adeudo millonario con la CFE, y de salarios con los trabajadores, puede decirse que su administración avanza sin mayor problema.
Claro, es lo menos que se esperaba de su gobierno, luego del pésimo papel que realizó el autollamado “Gobierno de la gente”, encabezado por Antonio Gaspar Beltrán, de quien hay que decir que huyó del estado el mismo día que dejó de ser alcalde, según algunos de los que fueron sus colaboradores, a fin de evitar caer en la cárcel.
Así es. En los primeros 30 días que lleva al frente del Ayuntamiento de Chilpancingo, Hernández Martínez ha demostrado que tiene ganas de hacer las cosas, que está comprometida con resolver los problemas del municipio, y que por trabajo no habrá de quedar, de tal forma que para empezar, los servicios públicos, como el de recolección de basura y agua potable, se han normalizado, lo que sin duda es un punto para su gobierno.
Las audiencias públicas es otro buen punto de su gobierno, como lo hicieron, hay que decirlo, otros alcaldes, pues de lo que se trata, indudablemente, es atender y resolver de manera directa los problemas de los chilpancinguenses.
Por supuesto, gobernar Chilpancingo es mucho más que atender y resolver el problema de la recolección de basura, y de mejorar la distribución de agua potable. Gobernar Chilpancingo es también garantizar la seguridad pública que por ahora tiene problemas, y mejorar, entre otras cosas el servicio de alumbrado público, sin dejar de lado lo concerniente a la obra pública y drenaje que tanto se requiere en el municipio.
No obstante, hay que decir que el problema de Chilpancingo, como el de muchos otros gobiernos municipales del estado, tiene que ver con la falta de recursos para atender las demandas y necesidades de los capitalinos, aunque claro, ayuda mucho el compromiso e interés por trabajar por el municipio, de tal forma que cuando no hay lo uno ni lo otro la cosa es peor, como ocurrió con el anterior edil.
Hay que decirlo. Comparado con el gobierno de Antonio Gaspar Beltrán, el de Norma Otilia Hernández Martínez es mucho mejor, al menos en lo que van los primeros 30 días, pues “La Chaparrita”, como le dicen de cariño, no sólo le roba horas al sueño, sino que se le ve de aquí para allá, supervisando que los servicios públicos sean mejores cada día.
Cierto. Hay que decir también que algunos de sus colaboradores no le ayudan mucho, o lo que es más, no están dando los resultados esperados, y otros más cometen errores que la han dejado mal parada, principalmente en materia de comunicación. Para su fortuna, también hay algunos de sus funcionarios que están comprometidos con su gobierno, y que desde ya entregan resultados, como el secretario de Salud Pública Municipal, el Doctor Cipriano Gutiérrez.
Sin duda hay que darle el beneficio de la duda a la alcaldesa. Hasta ahora, ya lo hemos dicho, ha demostrado que tiene interés y ganas de hacer bien las cosas. Por supuesto, por eso votaron por ella, y por eso también, ni duda cabe, los chilpancinguenses habrán de reclamárselo si no cumple. Veremos si los capitalinos votaron correctamente el 6 de junio pasado o, como ocurrió con el anterior al alcalde, se arrepienten.
Falta, por supuesto, resolver lo concerniente a la deuda con la CFE y los pagos a los trabajadores de la Capach, pues a pesar de ser un organismo paramunicipal, el Ayuntamiento que encabeza Hernández Martínez tiene la obligación de resolver, no sólo en favor de la plantilla laboral, sino de la población en general que requiere agua potable.
Por último. Ojalá y con Norma Otilia como presidente municipal, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador voltee a ver a Chilpancingo. No sólo porque la capital del estado lo requiere, sino porque como dice el Ejecutivo federal, “amor con amor se paga”, y por ahora la Presidencia de la República le ha quedado a deber a Chilpancingo.
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