Chicotazos

  • Política “pedinche”

Por Francisco Javier Flores V.

Escuchar a la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez, repetir una y otra vez la frase “vamos a ir a tocar puertas”, y más aún, orondamente anunciar que ya tiene preparada la carpeta de proyectos por alrededor de 2 mil millones de pesos para “pedirle” al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador aprovechando que anda de gira por Guerrero, lejos de generar un gusto debería darnos tristeza.

¿Qué clase de gobernante finca la esperanza de un pueblo para salir del atraso en pedir, como si fuéramos mendigos? ¿En buscar que desde el centro del país, o de la capital del estado, nos resuelvan los problemas del municipio? Porque también ya se le ha escuchado argumentar que apelará al apoyo de la gobernadora Evelyn Salgado para temas que tienen que ver con recursos económicos, de nóminas y aguinaldos, entre otros.

Echemos un vistazo a la mentalidad de personajes de otras latitudes y la forma en que están enfrentando problemáticas similares a las que vivimos localmente.

María Eugenia Campos Galván, más conocida como Maru Campos, es una política y abogada mexicana actualmente gobernadora de Chihuahua, que recién acaba de concluir un exitoso mandato de seis años –reelección incluida- como presidenta municipal de la capital de ese estado, del mismo nombre.

Esto es parte de lo expuesto en una entrevista para un medio de comunicación nacional:

“Yo creo que hoy en día los municipios y los estados tenemos que ser tremendamente creativos para salir adelante. Yo no puedo esperar a que voy a estirar la mano y entonces me van a dar dinero y voy a poder salir adelante. Si yo tengo un estado, como tuve un municipio, con crecimiento económico, la gente va a tener dinero. Si la gente tiene dinero, paga impuestos, y si la gente paga impuestos yo tengo dinero para poder generar programas y proyectos que le impacten de forma positiva a la población”. ¿Más claro?

Lo dice una mujer que terminó su mandato en su municipio con el primer lugar en transparencia, con una alta calificación (Triple A) por parte de los organismos que miden la eficiencia gubernamental; con cero deuda, incluso la heredada, y que sabe cómo se administra el dinero para hacer que las cosas sucedan, generando las condiciones (orden, seguridad, salud, servicios públicos, etc.) que necesita la gente, los inversionistas, la clase empresarial, para salir adelante.

Orgullosa, Maru Campus no tiene empacho en sostener que durante su administración, de cada peso invertido en obra pública en el municipio de Chihuahua, 96 centavos fueron de ingresos propios, y sólo 4 por ciento provinieron de los gobiernos federal y estatal. De ese tamaño son los logros que se pueden alcanzar cuando las cosas se hacen bien.

“La política es un arte, la gobernanza también. Y es estrategia, es inteligencia. Suena surrealista pero se puede ir haciendo, paulatina y gradualmente. Creo que los gobiernos de los estados y los municipios tenemos que aprender a ser independientes, no se va a hacer de tajo, pero tenemos que hacerlo, no podemos vivir bajo el chantaje o el complot”, dijo Maru, y yo le agregaría que tampoco bajo la dádiva. Vale.

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