- Violencia machista
Por Roberto Santos
Estamos en el siglo XXI, pero en algunos temas nos encontramos en el siglo XVIII.
No importa el avance en los derechos humanos y los derechos de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, tema que ha concitado a las mujeres a organizarse para impulsar acciones y políticas públicas para hacer realidad esta y otras demandas.
Lamentablemente, la constate es la misma, las agresiones a las mujeres, hasta causarles la muerte en algunos casos, con total impunidad.
Primero, fue en Cochoapa, donde la noticia se volvió internacional y se viralizó en redes sociales en pocas horas.
La acusación fue en contra de la policía comunitaria de haber agredido a una mujer con un avanzado embarazo, perdiendo a sus bebés, que eran tres, de acuerdo a la información que circuló sobre el caso.
Antes habían encarcelado a una joven de quince años, quien huyó de la casa de los padres de su esposo, en EU, porque el suegro intentó varias veces violarla.
La policía comunitaria no la ayudó, contrario a eso, la culpó y la encerró en una celda, donde también privó de la libertad a dos niñas menores de diez años.
La causa, la denuncia del suegro, quien pretende recuperar el doble del dinero que pagó por ella para que fuera esposa de su hijo.
Los usos y costumbres es lo que permiten tales aberraciones en ciertas zonas de la Montaña, donde la vida de las mujeres vale lo que el otro puede pagar y negociar con el padre, cajas de cerveza, refrescos, y un monto de dinero.
El manejo hábil de esos usos y costumbres permiten a ciertos grupos hacerse del poder político y económico en el municipio y la región.
Esta caso motivó la participación de agrupaciones de mujeres para exigir que el caso sea investigado y castigados los culpables, señalados por las víctimas, además de que se impulse el cambio de la prácticas culturales como es la venta de las jovencitas al mejor postor, lo que ha sido tolerado por el Estado, pese a las firmas de acuerdos, convenciones y demás para proteger a las mujeres y niñas de la violación a sus derechos humanos.
Otro suceso, que debe ser detonante para darle mayor atención desde el ámbito municipal, estatal y federal es el relacionado con el asesinato de una joven mujer el pasado sábado en el parque de la Santa Cruz, en Chilpancingo.
Como dicen los teóricos, la diferencia anatómica entre los sexos se trasforma en destino, destino cruel para esa jovencita de apenas 20 años, que fue ultimada por arma de fuego por un hombre.
Una muerte con violencia y que debe tipificarse como feminicidio, y que sucede cuando existen alertas de Violencia de Género en la capital y la presencia de Spotlight por la Unión Europea y por las Naciones Unidas, cuya finalidad es trabajar coordinadamente entre estas instancias y los gobiernos municipales y estatales para la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
Este día lunes, otro hecho violento se sumó a lo ya mencionado, y que demuestra lo peligroso de ser mujer en algunos municipios.
Fue en Ayutla de los Libres, donde un sujeto mató a dos jovencitas y dejó mal herida a la madre de ellas, pareja del supuesto asesino.
Julio César “N” es el supuesto culpable del doble feminicidio y de la tentativa de feminicidio, y ya es buscado por la Fiscalía del estado.
En un comunicado de la Fiscalía, se lee que la Fiscalía Regional de Costa Chica, inició investigación con perspectiva de género por el delito de feminicidio en contra de Julio César «N», como probable responsable del delito de feminicidio y tentativa de feminicidio en agravio de tres mujeres, en el municipio de Ayutla de los Libres.
Y por instrucción del Fiscal General, Jorge Zuriel de los Santos Barrila, el Fiscal Regional de Costa Chica, Marco Contreras Meléndez, y el Coordinador General de Servicios Periciales, José Manuel Martínez Hernández, se encuentran personalmente realizando la investigación correspondiente, y han desplegado un operativo de búsqueda y localización en la región de Costa Chica, para dar con el paradero del probable responsable y llevarlo ante la autoridad correspondiente.
El telón de fondo es la violencia machista, enmarcada en conflictos culturales de corte étnico, societal y de género.
Hay trabajo para las nuevas autoridades estatales y municipales, y habrá que insistir en el compromiso de las y los funcionarios para adquirir mayores habilidades para una mejor comprensión de este fenómeno, y de la atención en la prevención, sanción y erradicación de la violencia en contra de las mujeres.
Sin obviar, la implementación intensa de cursos para varones que les permitan entender las bondades de vivir en una nueva masculinidad. Eso urge también.