• Los pintarrones de Ricardo Taja.
Por Ernesto Rivera Rodríguez.
Ricardo Taja Ramírez y su cuarto de guerra, si es que tiene, han inventado con ayuda de pintarrones el nuevo estilo de hacer proselitismo político, cómo lo último en el quehacer de la política, para acercarse al electorado. Nada cuesta prometer, ya que esto no va empobrecer al millonario constructor poblano, ex perredista y en la convertida tradición política: el trapecismo, y la demagogia como recurso oral de este candidato a la alcaldía de Acapulco por la alianza PRI-PRD, cuya dinámica es el uso del histrionismo y su inigualable sonrisa y pobreza de manejo corporal aprendido en algún gim a falta de recursos académico universitarios y político partidista.
Ricardo Taja es único de lo poco que se ve en el escenario político actual, es un modelo de lo que no se debe ser como político y mucho menos como candidato a un municipio como Acapulco, icono universal y meca del turismo nacional, en su cabecera Municipal. En el todo es falso, promesas de plafón, gesticulaciones de carpa fuera de tono, debería de tomar clases con El Costeño, sus saludos, abrazos y besos con la gente son igual de falsos, estudiados, carente de empatía real, carente de sencillez, rodeado de gente salida de set televisivo, lejanos con la realidad inobjetable de la pobreza, de la marginación y carencia de servicios que se viven día a día en Acapulco.
No cabe duda que es más tolerable «yo soy tu brother», con sus poses genuinas y sus desplantes «franciscanos».