Por Armando Ventura
Es sabido por publicaciones de los supermercados del alto costo de las botellas de coñac; obviamente, el que esto escribe es amante de la cerveza, pero no pondría mala cara a quien me invite una copa de ese precioso elixir, ya que mi presupuesto no alcanzaría para que mi paladar disfrutara de esa bebida, pues es bien sabido que sus precios pueden alcanzar hasta setenta mil pesos, dependiendo de la calidad excelsa que los respalde.
Así también, sabemos quiénes en este país los pueden pagar, entre estos personajes podríamos mencionar a los empresarios, industriales y profesionistas de altos vuelos; los políticos naturalmente también se incluyen, pues mientras los primeros mencionados compran ese suculento licor con los activos generados por sus negocios y profesión, a los políticos…se los compramos nosotros.
Ya entrando en materia, obviamente no fueron esas dos botellas de coñac que aceptó el exgobernador del estado de Puebla, Mario Marín, en el año 2005 las que originaron el pago de favores otorgados al llamado Rey de la Mezclilla, Kamel Nacif Borge, para garantizarle a éste la pronta y expedita acción de la justicia a la que “tenía derecho” cuando le imputara el delito de difamación y calumnias a la periodista Lydia Cacho hace una década y media, pues es sabido que la hoy victima en ningún momento le imputó directamente algún calificativo que le causara perjuicio al empresario libanés, ya que únicamente la escritora y defensora de los derechos humanos –en este caso de los menores de edad- se limitó a transcribir las declaraciones rendidas ante el Ministerio Público Federal por los niños y niñas abusados -sexual y psicológicamente- por el jefe de las redes de pornografía infantil en el estado de Quintana Roo, el enfermo señor de nombre Sucar Kuri, quien en dado caso sería éste el “difamado” por la escritora en su libro “Los Demonios del Edén”, amigo cercanísimo del ahora malogrado Rey que actualmente se encuentra en su país de origen gozando de impura libertad..
Ese regalo –las dos botellas de licor, desde luego- adquirido por el exmandatario poblano solamente puede conocerse como un presente amistoso del Rey a un sirviente, aunque ahora el “soberano” –ya derrocado- niegue esa fructífera amistad, muy a pesar de ser para él “su gober precioso y el héroe de su película”.
Las grabaciones de antaño hechas públicas entre varios sujetos con el Rey de chocolate, perdón, de la mezclilla –una disculpa a Cri Cri-, entre ellos al ahora exgobernador Mario Marín, resultan en verdad insultantes y degradantes para los oídos de millones de mexicanos y no únicamente para los del estado camotero. Pues el conocer los lenguajes soeces y vulgares de las grabaciones que se escucharon -incluyendo la del “gober precioso”- resultaron lastimosos para los que tuvimos el disgusto de escucharlas, pero lo preocupante no vendría siendo el mordaz léxico sino su contenido. Es decir, pretender que la periodista fuera golpeado y violada por “locas y tortilleras transgénicas”, al internarla en el reclusorio en diciembre del 2005, resulta de por sí una bajeza, pero escuchar la carcajada del “Rey” al dar por hecho esa vejación, enoja hasta al ser humano más insensible.
El ejecutar en forma rápida y fuera de la jurisdicción estatal, por parte de policías judiciales de la Procuraduría de “Justicia” del Estado de Puebla, la detención de la señora Lydia Cacho a sabiendas –la Procuraduría- de que los hechos delictuosos se originaron en el estado de Quintana Roo violó todas las disposiciones legales conocidas y en forma especial la de la Constitución, en virtud de que el “agraviado” en ese entonces, o sea el Rey, habría tenido que trasladarse al estado playero a iniciar su querella y no desde la comodidad de su placentero trono poblano.
Ahora, el defenestrado rey ya no tiene su palacio en la linda Puebla –de verdad que es una ciudad hermosa- sino en su país natal –Líbano- a donde se llevó a toda su consorte, menos a “su mano del rey” -casi como la serie “game of thrones”-; es decir, el segundo con más poder, después del monarca quien ya caído en desgracia, el exmandatario hubiera deseado irse con su amo aunque sea de bufón, pues no es lo mismo haber sido ubicado en una colonia popular de Acapulco que en un palacio al oeste de Asia, una nación que no cuenta con tratado de extradición con México, por lo que su traslado a territorio azteca para enfrentar a la justicia podría ser a través de acuerdos especiales que aún están enfrentando las autoridades mexicanas.
Por lo que tardará un tiempo aún para que el “rey desterrado” sea entregado, si es que su nación lo permite; ya que hay que recordar que la comunidad libanesa en México es muy poderosa y dudo mucho –en lo personal- que aprueben su extradición por parte de su nación de origen.
Mientras tanto, pobre del “héroe de la película”; pues no creo que sus amigos ricos -“Batman ni Iroman”- puedan ayudarlo; pienso que lo máximo que ellos podrían hacer es conseguirle un abogado de buen prestigio para defenderlo en la corte, ya que para la fianza no podrán ayudarlo por ser un delito grave el imputado.
Y si a eso le agregamos que la hoy víctima –Lydia Cacho- tiene la atención de los medios de comunicación, los cuales resultan ser los más agraviados con la detención arbitraria y sujeción a proceso penal de la que fue objeto, es menos probable que el exgobernador salga inocente del proceso penal, tomando en cuenta que el gremio periodístico esperó mucho tiempo para ver que a una colega suya se le haga justicia.
“Pobrecito” del “gober precioso”; ya está durmiendo en una celda fría en un estado ajeno al suyo -el cual cambiaría gustoso por un calabozo cálido de su amado rey- y sujeto de un juicio penal; su monarca ya no ve por él, si acaso sólo le mandará ropa –de mezclilla of course- y sus amigos -obtenidos al margen del poder- ahora se le esconden y su partido político -quien lo hizo gobernador- también le da la espalda por el daño colateral que le ha originado. Toda esta bronca –pensará “el héroe”- por dos pinches botellas. ¡Salud!