- El Congreso de Guerrero: Gobernabilidad y estabilidad Política
Por Roberto Santos
En un contexto político complejo, como el que enfrenta Guerrero, la estabilidad y la gobernabilidad no son producto de la casualidad, sino de una cuidadosa construcción de acuerdos y consensos.
En este esfuerzo, el Congreso del Estado, bajo el liderazgo del diputado Jesús Urióstegui como presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), ha jugado un papel central, fortaleciendo tanto el gobierno de Evelyn Salgado Pineda como la institucionalidad democrática del estado.
Desde el inicio de su gestión, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda ha priorizado el diálogo y la unidad como ejes de su relación con los actores políticos.
Este enfoque ha permitido una interacción respetuosa y productiva con las fuerzas opositoras, cuyo reflejo más evidente se encuentra en el Congreso local, un espacio que, pese a su diversidad política y cultural, ha mantenido la gobernabilidad gracias a una conducción responsable.
En este escenario, el papel de Jesús Urióstegui ha sido determinante.
Como presidente de la JUCOPO, ha logrado mediar entre demandas ciudadanas, iniciativas del Ejecutivo y los intereses de los diversos grupos parlamentarios, consolidando al Legislativo como un factor de estabilidad.
Urióstegui no solo ha demostrado capacidad técnica en la gestión parlamentaria, sino también habilidad política para construir acuerdos que beneficien a la población guerrerense.
El Congreso local no es solo un espacio de deliberación y producción legislativa; es también un pilar de gobernabilidad.
Su función va más allá de aprobar leyes: canaliza demandas sociales, resuelve conflictos mediante el consenso y se posiciona como un contrapeso responsable que fortalece el equilibrio de poderes.
La reciente iniciativa para penalizar los actos de rapiña es un ejemplo concreto de cómo el Congreso responde a problemas apremiantes con visión de justicia y seguridad.
Este tipo de legislación no solo protege a sectores empresariales, sino que también garantiza la tranquilidad de las familias guerrerenses, demostrando que incluso en situaciones de adversidad, el Legislativo actúa con eficacia.
La estabilidad política y social en Guerrero se ha mantenido gracias, en parte, a la capacidad del Congreso para resolver tensiones y prevenir.
El ejemplo reciente es el acercamiento de Jesús Urióstegui con la prensa, tras una protesta de reporteros. Lo que pudo haber escalado en una crisis institucional, se convirtió en una oportunidad para fortalecer la relación del Legislativo con los medios de comunicación, esenciales para la rendición de cuentas.
Otro caso relevante fue la atención a las demandas de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC). Las negociaciones lideradas por el presidente de la JUCOPO reflejan un compromiso real con las comunidades indígenas y su búsqueda por la paz social, atendiendo problemas históricos que han sido ignorados por generaciones.
La coordinación entre el Legislativo y el Ejecutivo ha sido clave para mantener la estabilidad en Guerrero.
El liderazgo de Urióstegui, sumado al respaldo institucional de la gobernadora Salgado Pineda, ha permitido enfrentar retos internos y externos con una estrategia compartida que prioriza el bienestar ciudadano.
En una democracia, la resolución de conflictos debe basarse en el diálogo y el consenso, y Guerrero es ejemplo de cómo estos principios pueden aplicarse con éxito.
La conducción de la 64 Legislatura, en un entorno plural y con limitaciones presupuestales, ha sido una prueba de que el liderazgo político, cuando se ejerce con responsabilidad y visión, puede superar barreras y generar resultados tangibles.
El Congreso de Guerrero no solo avanza, sino que lo hace con un liderazgo que entiende la importancia del diálogo.
Bajo la conducción de Jesús Urióstegui, este órgano legislativo ha demostrado ser un agente de estabilidad política, capaz de atender las demandas sociales y fortalecer la gobernabilidad.
En un estado donde las tensiones sociales y los desafíos estructurales son constantes, el Congreso local se erige como un bastión de equilibrio, construcción y transformación, dejando claro que el consenso no es solo un ideal democrático, sino una herramienta eficaz para enfrentar los retos del presente.