Chicotazos

  • Ambulantaje, solución integral o palos de ciego

Por Francisco Javier Flores V.

Recuperar espacios de uso común que habían sido arrebatados de la vía pública para ocuparlos en otros fines, principalmente el ambulantaje o comercio informal, siempre será visto con buenos ojos por la mayoría de los ciudadanos.

Desde luego que habrá quienes consideren que hacerlo con el auxilio de la fuerza pública es un exceso o una arbitrariedad, o que se atenta contra la libertad y el derecho de las personas a obtener ingresos y ganarse la vida honradamente.

Una apreciación, por cierto, bastante cuestionable, pues decir que invadiendo o apropiándose indebidamente de calles, banquetas, camellones es actuar de manera honrada es, por decir lo menos, contradictorio, porque se está cometiendo una falta que incluso puede ser constitutiva de delito.

Sería tanto como decir que un ladrón tiene derecho a asaltar una tienda de abarrotes porque debe llevar de comer a su familia.

La autoridad está facultada para proceder contra quienes invaden esos espacios públicos, como lo hizo ayer con el camellón que divide la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo con la calle lateral de la colonia Jardín, en la Zona Poniente.

El problema es que tales acciones se llevan a cabo con una evidente falta de planeación.

La invasión del comercio informal en Acapulco es un problema serio que requiere mucho, muchísimo más que los evidentes palos de ciego que da la autoridad municipal en ese rubro.

Es necesario un plan de reordenamiento integral, que abarque la totalidad de las áreas que han sido invadidas, pero con especial énfasis en el primer cuadro de la ciudad y las principales avenidas, como la Cuauhtémoc, desde su conexión con Juan R. Escudero hasta la calle Artículo 27; Constituyentes en el tramo desde Ejido hasta Aquiles Serdán.

Todo el boulevard Vicente Guerrero, principal acceso a nuestro destino turístico por vía terrestre igual amerita una intervención urgente, lo mismo que el Lázaro Cárdenas, que a la altura del mercado de La Sabana todos los días es un verdadero caos.

Todo, con base en un plan, un programa integral de reordenamiento, porque no solamente se trata del desalojo, sino de dar alternativas a quienes realmente necesitan un espacio para dedicarse al comercio, porque no hay que olvidar que en muchos de los casos son los mismos locatarios o comerciantes establecidos los que ante la competencia desleal ellos también salen a la calle y banquetas a hacer más grande el problema.

Llegar a hurtadillas y destruir locales con marros, barretas y picos, incluso causando daños a la infraestructura urbana como ocurrió ayer con el concreto del camellón de la Jardín, dejar ahí amontonado el material que fue destruido, no es la solución, definitivamente. No se puede combatir la ilegalidad y la anarquía con el desorden y la improvisación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *