Epístolas Surianas

(Carta a Don Héctor)

Cierto, ni perdón ni olvido, para nadie…
Tiene razón el gobernador Astudillo…
Jaime Ramírez, un buen prospecto…

De Julio Ayala Carlos

JAIME RAMIREZ SOLÍS ES SUBSECRETARIO de Administración y Finanzas de la Secretaría de Educación Guerrero, en donde, de acuerdo de acuerdo a quienes evalúan su desempeño, realiza un excelente trabajo, en primera, haciendo un uso adecuado pero además eficiente de los recursos públicos, y en segundo, atendiendo las demandas de los maestros, a fin de que ninguno de ellos se quede sin su salario, y lo que es mejor, en tiempo y forma, es decir, de manera puntual, cada quincena.

Es decir, de acuerdo a quienes lo conocen, es un hombre de resultados, entregado a su trabajo, en el entendido de que el servicio público es precisamente servir a la población, de manera eficiente, amable y responsable, prendas que, ciertamente, las trae de familia como todo buen chilpancinguense. Es, además, un hombre con carisma.

Además de diputado local, precisamente como suplente del hoy gobernador Héctor Astudillo Flores, también se ha desempeñado como Jefe de Personal del Gobierno del Estado y Subsecretario de Administración de la Secretaría de Finanzas, también del gobierno estatal. Asimismo, ha ocupado el cargo de director de Tránsito y Vialidad del Ayuntamiento de Chilpancingo.

Es, pues, un hombre con experiencia dentro de la función pública, y precisamente por ello es que, en el marco del actual proceso electoral local, se le menciona de manera insistente como posible candidato de su partido, el PRI, a la presidencia municipal de Chilpancingo. Ciertamente, no son pocos los chilpancinguenses que consideran que sería un excelente candidato, con el cual el tricolor recuperaría la alcaldía, hoy en manos del PRD.

Hay que decirlo. Si bien Acapulco es el municipio más importante, tanto económica como política y electoralmente, no menos importante es Chilpancingo, la capital del estado, y en consecuencia, sede de los tres poderes locales, de ahí que todos los partidos enviarán a la elección del 6 de junio próximo a sus mejores candidatos, y el PRI, ciertamente, tiene a Jaime Ramírez Solís, sin demeritar al resto de aspirantes de ese instituto político.

OTRO ASUNTO. LO DIJO BIEN EL GOBERNADOR Héctor Astudillo Flores. Nunca más hechos violentos como los que marcaron la historia reciente de Guerrero. En efecto, es algo nunca más debe ocurrir. No solo porque los desaparecidos eran estudiantes, sino porque también en los lamentables y condenables hechos de Iguala, murieron también otros inocentes, entre ellos un niño y otros más resultaron heridos.

Ciertamente Guerrero ha sido un estado bronco, pero no significa que los guerrerenses sean violentos. Lo ocurrido en Iguala, aquella noche del 26 y 27 de septiembre del 2014, hay que decirlo, fue una conjugación de diversos factores. Es decir, estudiantes convertidos en vándalos, y utilizados para robarse un camión atascado de droga; autoridades municipales, junto con policías preventivos, amafiados con grupos delincuenciales para enfrentar a otros, y cuerpos de seguridad omisos que permitieron la barbarie, mientras los igualtecos se encerraban en sus casas negando el auxilio a quienes prácticamente eran cazados.

Por supuesto que nunca más deben ocurrir hechos como los de Iguala. Pero para que eso ya nunca ocurra, la aplicación de la ley debe ser ejemplar, más allá de venganzas personales, de grupo o por motivos políticos. Por supuesto que debe aplicarse la ley a quienes cometieron esos hechos atroces, es decir, a policías y delincuentes, pero también debe hacerse lo mismo, y con todo rigor, a los que actuaron por omisión, a quienes teniendo la responsabilidad de guardar el orden y brindar seguridad, permitieron que de manera impune se matara a estudiantes, a gente que por casualidad estaba en el lugar equivocado, y se atacara a un autobús que transportaba a un equipo de futbol, en donde muriera un niño deportista.

Para que nunca más ocurra ese tipo de hechos, ni ninguno otro que atente contra la vida de los guerrerenses, debe también actuarse contra las autoridades estatales que indudablemente sabían la situación de Iguala, de la forma en que estaban coludidas las autoridades municipales y sus policías con la delincuencia organizada, y simplemente nada hicieron para prevenir hechos delincuenciales como el de aquella noche. Por supuesto que la ley debe alcanzar también a los dirigentes de la normal de Ayotzinapa que enviaron a los estudiantes de primer año a apoderarse de un autobús cargado de droga, sin que lo supieran, lo que desató la violencia.

Claro. La ley debe alcanzar, hay que decirlo, a quienes torcieron la investigación y que además se aprovecharon de ella. Debe aplicarse también a quienes han usufructuado, incluso a quienes han sacado provecho para alcanzar el poder. Y debe, por supuesto, ponerse en el banquillo de los acusados a quienes han engañado y utilizado a los padres de familia, de quien hay que decir, también tienen culpa por desentenderse de sus hijos, ocasionando que éstos, al amparo de la normal y de luchas mal encauzadas, se convirtieron en vándalos, en saqueadores de negocios, en asaltantes de camiones de productos, y de convertir en práctica común el robo de gasolina.

Cierto. Como lo señala el mandatario estatal, ni perdón ni olvido, como también lo señalan los normalistas. Y en este sentido, tampoco debe existir perdón ni olvido para Gonzalo Rivas, quien perdió la vida por culpa de los estudiantes. Sólo aplicando la ley, de manera ejemplar, nunca más volverán a ocurrir hechos como los de Iguala.

Comentarios: julio651220@hotmail.com

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