- Porfirio: Historia de ingratitud y traición
Por Francisco Javier Flores V.
Cuando después de la derrota electoral del 2018, el presidente del comité municipal del PRD en Juan R. Escudero, Jaime Valle Nava, acudió con el ex alcalde Porfirio Leyva Muñoz en busca de apoyo para el sostenimiento de las oficinas partidistas, la respuesta que recibió fue contundente: «Haz lo que quieras, a mí ya no me interesa ese partido».
Además de las deudas de rentas atrasadas y servicios del inmueble ubicado en pleno centro de Tierra Colorada, el dirigente enfrentaba la incertidumbre de no saber qué hacer con el mobiliario, equipo de cómputo, papelería y demás material existente en esas oficinas ante el riesgo de ser echados por la falta de pago. Se lo hizo saber también a Porfirio y la respuesta fue en el mismo tono: «Si quieres tíralos, quémalos, ya te dije que hagas lo que quieras, a mí ya no me interesa saber del partido».
Sentimental como es el señor Jaime, no pudo evitar que las lágrimas empañaran sus ojos. Se le hacía increíble que un personaje que todo lo que había sido hasta ese momento se lo debía al PRD, sacándole todo el provecho político y económico, regenteando el Ayuntamiento durante al menos tres periodos, uno de ellos como presidente municipal, le diera la espalda cuando más lo necesitaba.
Y es que, por si ya no lo recuerdan, Porfirio Leyva Muñoz comenzó a vivir del Ayuntamiento, gracias al PRD, primero cobrando como secretario general en la administración de Héctor Vela Carbajal, donde metió a su esposa, Isabel Ramírez, como regidora, espacios que negoció después de perder al elección interna y amenazaba con irse al PRI; después como alcalde y más tarde encumbró a su hermano Leonel Leyva Muñoz en la presidencia municipal e impuso, sin ningún rubor, a su esposa Isabel como tesorera, convirtiendo así al gobierno municipal en un negocio familiar. Todo, gracias al PRD.
Y en efecto, cuando Jaime Valle lo buscó esperando le ayudara, Porfirio ya daba muestras de que el PRD no era más opción para él; acababa de perder la elección para diputado local por el Distrito 13, por cierto, no ante la aplanadora de Morena, sino ante el ex alcalde de Tecoanapa, de la coalición PRI-Verde, Manuel Quiñones, su gran amigo.
A partir de entonces al oriundo de Garrapatas comenzó a protagonizar lo que bien puede llamarse una historia de ingratitud y traición. Tras el triunfo arrollador de López Obrador, se le vio acercándose a personajes del partido Morena, a veces de la mano de quien venía siendo su mentor, Oscar Chávez Rendón, a veces solo, apareciendo en eventos de ese partido. También se le vio acercándose al Partido Encuentro Social, el PES. Del PRD se alejó por completo.
Sin embargo, este año, ante la cercanía del proceso electoral, el siniestro personaje de repente se acordó que alguna vez militó en el PRD y comenzó a realizar algunas visitas a militantes engañándolos de que traía «línea» para buscar la candidatura perredista para el 2021. Incluso, sabrá Dios cómo le hizo pero convenció a personajes reconocidos de otros partidos políticos, como Diana Costilla, del PRI; Noé Acevedo, de Movimiento Ciudadano y Saúl Arizmendi, del PAN, de reunirse según él para formar una «alianza estratégica». Después de que Porfirio mañosamente publicó la foto de esa reunión, con un texto favorable a él, estos personajes descubrieron la sucia jugada y lo mandaron a la… allá, lejos.
La realidad de Porfirio Leyva es que en el PRD de Juan R. Escudero ya no tiene cabida; a nivel estatal es repudiado por los dirigentes de las principales corrientes, quienes de lo menos que lo tachan es de traidor. Esto es tan real, que incluso, en un acto desesperado, Porfirio Leyva anda buscando cobijo en otro partidos, entre ellos Movimiento Ciudadano, en donde al parecer ya le dieron cabida; sin embargo, traidor como es, hace unos días se reunió con Beatriz Mojica, precandidata del PT a la gubernatura, a quien le prometió «miles de votos» no solo en el municipio, sino en el Distrito 13 y en todo el estado de Guerrero.
La conclusión es que, por como se comporta, entre la gente que lo conoce existe la sospecha de que algo no está funcionando bien en la cabeza de Porfirio. Estos dos años que no ha podido sangrar el presupuesto del Ayuntamiento al parecer le está afectando las neuronas y es capaz de aliarse hasta con el diablo en ese afán enfermizo de seguir viviendo del dinero del pueblo. Tanto así, que también no hace mucho acudió, junto con la síndica Ruth Aline Delgado Bahena, a pedir «chiche» al dirigente estatal del Partido del Trabajo, Victoriano Wences Real. Esta, sin embargo, es otra historia.
¡Eso eres!