Chicotazos

  • Estudiantes: manipulación y ambición

Por Francisco Javier Flores V.

En México cada 23 de mayo se conmemora el Día del Estudiante, instaurado en 1929 por el entonces presidente de la República Emilio Portes Gil.

Ese año, los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México llevaron a cabo una huelga para exigir mejores condiciones educativas y autonomía universitaria.

La historia nos recuerda que el conflicto comenzó cuando estudiantes de la Escuela Nacional de Jurisprudencia iniciaron un movimiento de protesta contra restricciones impuestas por las autoridades universitarias y gubernamentales.

Y fue precisamente el 23 de mayo cuando las manifestaciones alcanzaron su nivel más álgido; la policía reprimió violentamente la protesta estudiantil con saldo de varios heridos y detenidos.

Esto generó amplias simpatías y solidaridad del pueblo hacia los estudiantes, por lo que el gobierno federal finalmente un día como mañana, 10 de julio pero de 1929, otorgó la autonomía a la UNAM, que desde entonces le ha permitido gobernarse a sí misma y tomar decisiones independientes del gobierno.

Así que el 23 de mayo se conmemora en México el Día del Estudiante, en reconocimiento a esa lucha y sus conquistas en la búsqueda de una educación libre y de calidad, y sirve como recordatorio del papel crucial que este sector desempeña en la sociedad y la importancia de defender sus derechos y libertades académicas.

En rigor, la fecha debería celebrarse con actividades culturales, deportivas y académicas, incluyendo discursos y ceremonias oficiales, porque más que un festejo, es la conmemoración de una lucha estudiantil.

Luego entonces, la pregunta obligada: ¿Qué tiene que ver todo lo antes descrito con el concierto de un remedo de cantante de nombre Xavi, cuyas letras de sus intentos de canciones hacen apología al consumo y tráfico de drogas, al libertinaje en las relaciones sexuales y a la vulgaridad del lenguaje? Exacto: Simple y sencillamente, nada.

Más allá de que ya han pasado casi dos meses del Día del Estudiante, lo que en realidad pretende la alcaldesa Abelina López Rodríguez con este del 18 de julio, que es uno más de los eventos a los que ya nos tiene acostumbrados y en los que gasta millones de pesos, es allegarse seguidores para su proyecto político personal.

Generar simpatías aún a costa de la moral y las buenas costumbres y de fomentar en los jóvenes –no sólo en los estudiantes- la inclinación por las drogas, el alcohol y el desenfreno, aprovechando que es un sector de la población fácilmente manipulable, que no dimensiona cuáles son los verdaderos problemas que aquejan a nuestra ciudad.

Finalmente los chavos sólo quieren divertirse y esto lo capitaliza muy bien la presidenta municipal en su ambición por ser candidata a la gubernatura en el 2027. Al fin y al cabo no es su dinero el que se gasta, es dinero del pueblo.

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