Bajo Fuego

  • La pugna por Acapulco (1)

Por José Antonio Rivera Rosales

La competencia por la nominación morenista a la alcaldía de Acapulco terminó por convertirse en una carnicería.
En ese episodio están afanados los punteros, los viables y, por desgracia, los impresentables, que son la mayoría.
El caso es que la puja por la nominación se convirtió en una verdadera contienda en la que han menudeado las puñaladas traperas que los interesados se asestan entre sí con tal de alcanzar la candidatura a ese cargo, que ejerce un presupuesto este año de cuatro mil 200 millones de pesos.
En los hechos, de la veintena de aspirantes registrados inicialmente, sólo tres alcanzan los puntos necesarios para ser nominados como candidatos a presidente municipal de Acapulco. Esos tres aspirantes son Abelina Lopez, Yoloczin Domínguez y Joaquín Jacko Badillo.
De acuerdo con informaciones que han trascendido desde la cúpula morenista, la designación está atorada por la actitud intransigente de Abelina López, quien se cree con los atributos para reelegisrse en el cargo pese a todos los negativos que obran en su contra.
Como sea, la dirigencia nacional guinda está buscando una salida para apartar a la conflictiva alcaldesa de la puja, buscando repetir lo que pasó en la ciudad de México entre Clara Brugada y Omar García Harfuch: el candidato policía ganó la encuesta, pero la cúpula (aparentemente por órdenes de López Obrador) decidió darle la nominación a Brugada. Esta decisión obedece aparentemente a un criterio de viabilidad política.
Pero parece que la postura oficial de la dirigencia morenista no le hace gracia a la oaxaqueña quien, según lo que se observa, aspira a ser gobernadora como siguiente paso después de la reelcción. Nada menos.
¿Cuáles son los negativos que se le imputan a la alcaldesa?
Pues parece que ya se le olvidó, pero durante su gestión desaparecieron dos marinos adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública, bajo el mando del capitán Maximiliano Serrano, situación que se encuentra bajo investigación de la Fiscalía General de la República (FGR) dado que también desapareció un civil, Gerardo Teodoro Vázquez Barrera, a quien se vincula como operador financiero del Cártel del Noreste (Zetas).

Según información extraoficial, Vázquez Barrera es un personaje que, como financiero, habría hecho entrega de fuertes sumas de dinero a la campaña de Abelina, tanto como financió al senador José Narro Céspedes y al gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, cuando éste era candidato.
De hecho, tanto los marinos como el financiero desaparecieron después de una comida con Villarreal Anaya y Narro Céspedes en la ciudad de México.
Previo a estos hechos, Abelina ordenó a su secretario de Seguridad Pública asignar escoltas para el financiero Vázquez Barrera. Después de la comida, desaparecieron tanto los marinos como el empresario.
Sin embargo, si Abelina cree que el problema ya lo sanjó con la detención del capítán Maximiano Serrano, está muy equivocada: en realidad lo que la FGR investiga es la pista del dinero que presumiblemente ella y Narro recibieron, lo que podría tipificar el delito de lavado de dinero.
Lo que hizo con el capitán Serrano, por cierto, la dibuja de cuerpo entero: ante la FGR lo culpó de ser el responsable de la desaparición de los marinos, dijo nunca haber asignado esos escoltas a un civil, y lo definió con todos los adjetivos que le vinieron a la mente con tal de hacerlo responsable legal de la desaparición de los marinos. Pero no es así: ella es la única responsable por la desaparición de los marinos y del operador financiero.
Y eso es lo que investiga la FGR y causa preocupación en la cúpula morenista, aunque ya se sabe que cuando el jefe politico decide proteger a alguno de sus afectos, simplemente no pasa nada. Pero no es el caso.
En la parte política, la edil morenista se convirtió en una piedra en el zapato para la gobernadora Evelyn Salgado, con quien en los hechos está confrontada aunque en público se saludan como si nada.
Lo cierto es que, con el carácter pendenciero y golpista que la caracteriza, Abelina ha construído una base política para competir -sea como sea- por la alcaldía y otros cargos de elección popular, con miras a alcanzar la gubernatura en la proxima oportunidad.
Con esas maniobras, claro, pone en riesgo la hegemonia alcanzada en Morena por Félix Salgado Macedonio, contra quien van dirigidas todas sus rabietas. Pero una cosa es no congeniar, y otra muy diferente es disputar el poder.
El caso es que la oaxaqueña se ha convertido en un problema para la joven mandataria de Guerrero que no encuentra eco a sus iniciativas y, por el contrario, tiene que lidiar con una actitud hostil y hasta amenazante de la que se supone es compañera de partido de la gobernante.
Un dato adicional es que según los resultados de las encuestas, el publico se manifestó contra la reelección en un porcentaje de hasta un 70 por ciento, lo que sin duda generará un nutrido voto de castigo para Morena. Para nada pintan bien las cosas si Morena termina por ceder a los deseos de la alcaldesa oaxaqueña.
Y parece que la intención de la cúpula es cortar por lo sano a una relación tan traumática que no redunda en nada bueno para los gobernados. En las próximas horas tendremos resultados.
Mientras, amigo lector (a), vaya por sus palomitas.

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