Jálalo que es pargo!

  • Poder ciudadano, la mejor opción

Por Jacko Badillo

¿Cuántas veces hemos pensado que las cosas que nos lastiman como sociedad se podrían cambiar o por lo menos hacer de una mejor forma?

En este sentido quisiera compartirles que los temas lacerantes para nosotros, tales como la inseguridad, el enriquecimiento inexplicable de personas durante un periodo de gobierno, la corrupción, la desigualdad, la injusticia, el abuso del poder, el tráfico de influencias, los malos servicios de salud, educativos; la falta de agua potable, el insuficiente alumbrado público, sólo por mencionar algunos, deben ser considerados como prioritarios para el buen desarrollo de una comunidad.

Creo y sostengo que no hay partidos políticos malos; quizá los malos son o han sido las persona que los dirigen. Claro, cada quien podrá tener una opinión basada en sus experiencias, en sus influencias, en su historia, en su pasado, en su tradición, y seguramente será directamente proporcional al beneficio, éxito o bienestar del que son objeto en determinada circunstancia. Como dice el dicho: «Cada quién habla según le fue en la fiesta».

Felicito a todos aquellos institutos políticos que son opciones abiertas a los ciudadanos para que puedan abanderarlos en las contiendas electorales; sin duda es algo que fortalece la democracia y motiva una mayor participación.

Llegado el momento, todos como ciudadanos de bien tenemos la responsabilidad de elegir mediante nuestro voto en urnas al partido y los candidatos que consideramos nos traerán los mayores beneficios y resultados, para que a nuestros negocios y familia les vaya bien, para que tengamos una vida digna, segura y de buena calidad. Para tener una mejor sociedad.

Lamentablemente, en los hechos hemos visto que no ha sido suficiente, que no hemos podido lograr lo que el imaginario colectivo, nosotros los ciudadanos, esperamos de nuestros gobiernos. Nos han quedado a deber, los rojos por muchos años, los azules otros cuantos, los amarillos igual. Ahora están los guindas, quienes por obvias razones no pueden aún ser medidos o comparados con los anteriores. Hay que darle tiempo a quienes ahora nos gobiernan.

Por ello debo resaltar la importancia de fijarse no en los colores sino en las personas, el ser humano como tal; es ahí donde debemos analizar, pensar, escudriñar: ¿Quién es? ¿Qué estudió? ¿A qué se dedica? ¿De qué ha vivido? ¿Quién es su familia? ¿Cuáles son sus pasatiempos? ¿Qué deporte practica?

En fin, todo aquello que nos pueda permitir conocer más a la persona, dejar a un lado el color partidista o los grupos y empoderar, entonces sí, a los ciudadanos abiertos y transparentes, como tú, como yo, que no tenemos nada que ocultar y sí, sin duda, mucho que aportar. Juntos lo podemos lograr.

Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!

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