- Jacko Badillo, gente que inspira
Por Francisco Javier Flores V.
He visto amigos, compañeros de oficio, vecinos y conocidos derrumbarse, llorar de impotencia y desesperación ante la dramática situación que estamos padeciendo por los efectos del huracán Otis.
Y la verdad no es para menos. Muchos no solamente tuvieron pérdidas materiales totales en sus viviendas, sino también se les vinieron abajo sus proyectos, sus sueños, sus anhelos. Personas a las que la vida les estaba sonriendo y en cuestión de horas pasaron de la dulce esperanza a una amarga realidad.
En cuanto me fue posible acudí a ver a mi amigo Joaquín «Jacko» Badillo Escamilla para ponerme a la orden. Lo encontré muy preocupado. Su casa, cómo la de la mayoría de los acapulqueños sufrió graves afectaciones; gracias a Dios su familia se encontraba bien.
Los daños mayores fueron en la empresa familiar; destrozos en el inmueble, techos derrumbados, oficinas inundadas, vehículos averiados, los paneles solares destruidos y en fin, un panorama desolador, amén de que el personal no se estaba presentando a laborar y eso cualquier empresario sabe que es sinónimo de irse a la quiebra, dejar sin sustento no solamente a su familia que de ahí ha vivido más de 15 años, sino también a por lo menos mil familias más dependientes de esa fuente de empleo.
¿Jacko Badillo se derrumbó? ¡Nunca!¿Se amilanó? ¡Jamás! Al contrario, se dio tiempo para infundir aliento a los pocos colaboradores que sí se presentaron, les pidió no rendirse y al día siguiente, con la poca gasolina que tenía ( un cuarto de tanque, me dijo) ya andaba fuera de Acapulco para traer motosierras, machetes, palas picos, combustible, pero también víveres para ayudar a sus hermanos acapulqueños.
Y desde ese momento no ha parado. Si ya de por sí antes del huracán sus jornadas de trabajo eran extenuantes, su hiperactividad la ha llevado en estos días de contingencia al extremo, operando el mismo la maquinaria para desramar árboles caídos, destrozar troncos para despejar vialidades o rescatar viviendas; ayudando a preparar comida caliente y repartiendo a familias de colonias marginadas; entregando despensas, ropa, calzado y todo lo que se les pueda llevar, con apoyo de su equipo de trabajo y con el respaldo de su esposa Alejandra Mena Zuzuarregui «La China», quién por su lado realiza también una labor titánica con la gente humilde y de escasos recursos, sobre todo en niños, adultos mayores y personas con díscapacidad o en situación vulnerable.
Es Jacko Badillo una de esas personas que son un ejemplo a seguir, que nunca se rinden, que la adversidad no los arredra, sino al contrario, les da fortaleza y que en los momentos más difíciles es cuando sacan la casta.
De ese nivel es Jacko, de la gente que inspira, cómo auténtico y cien por ciento acapulqueño bien nacido que es. Vale.