- La militancia buena y sabia de Morena Guerrero
Por Guadalupe Rodríguez
Definitivamente la frase del presidente Andrés Manuel López Obrador para referirse a la conciencia colectiva “el pueblo bueno y sabio” aplica de manera muy particular a los simpatizantes y militantes del Movimiento de Regeneración Nacional.
Las primeras elecciones en que Morena participó como partido fue en 2015, a pesar que el Movimiento inició en 2011; por supuesto como fundador y líder moral López Obrador. A decir de los que saben, ningún proceso electoral ha sido fácil dentro de Morena. Las causas, dos recurrentes: diferencias de las dirigencias con los militantes y a que Morena no coarta la libertad de expresión (a diferencia de otros partidos políticos) y casi siempre sin notorios los pleitos internos entre morenistas.
En Guerrero los dirigentes de Morena han sido César Núñez Ramos (DEP), fundador y presidente del primer Comité Ejecutivo Estatal; Pablo Amílcar Sandoval, presidente del CEE; Marcial Rodríguez, secretario General con funciones de presidente; Cuauhtémoc Ney Catalán, delegado con funciones de presidente, y Jacinto González Varona, actual presidente del Comité Ejecutivo Estatal.
En 2015, según relataba el finado César Núñez, las candidaturas por Morena se las ofrecían a líderes, luchadores sociales y representantes de gremios como el magisterial; muchos de ellos rechazaban la oferta pues sabían que la causa no tendría buen puerto, pues el perredismo estaba muy fortalecido en ese momento. Sólo las que se obtenían mediante plurinominales y como minoría política estaban garantizadas y algunas se obtenían mediante tómbolas.
En 2018, con el triunfo del presidente llegó la primer generación de representantes populares del partido-movimiento en gubernaturas, alcaldías, los congresos locales y una jefatura de Gobierno. En las Cámaras Alta y Baja, y con ayuda de los aliados se abrió camino a las reformas constitucionales, dicho sea de paso, avances que la actual Legislatura en el Congreso de la Unión no ha logrado pues se perdieron posiciones en 2021.
En 2018, El pueblo bueno y sabio, incluida la militancia morenista, permitieron que no fundadores accedieran a los espacios, pues eran demasiados puestos y se ocupaba de “todos” para ganar. En Guerrero llegaron nuevos cuadros a Morena, pero no todos fueron bien recibidos, pues el Club de Toby del dirigente era muy selectivo. Y no lo ocultaban; cada que podían evitaban que ciertos personajes pudieran acercarse al entonces candidato Andrés Manuel López Obrador en sus visitas por Guerrero. Y ya como presidente AMLO, quisieron menoscabar a un gobernador en turno . El resultado: ese liderazgo perdió su fuerza por alentar guerras internas y también perdió una candidatura que parecía “mero trámite”.
Para las elecciones de 2021, con un presidente y un secretario del CEE Guerrero haciendo campaña, el partido nombra a Cuauhtemoc Ney Catalán delegado con funciones de presidente, empresario poco reconocido por la militancia. Pero con el proceso electoral en puerta y con una dirigencia a nivel nacional apenas legitimándose, pues no fue elegido mediante Consejo.
La selección de candidaturas en Guerrero se dió después de negociaciones infructuosas que realizara el enviado especial Salomón Jara. La militancia reclamaba de manera mas enérgica la llegada de cuadros perredistas y que habían apoyado abiertamente a los candidatos del Frente Amplio por México en 2018. Aun así Morena los legitimó y muchos dirigen los destinos de los guerrerenses.
Hoy estamos a poco de iniciar el proceso local electoral del 2024. El dirigente en Guerrero nuevamente enfrenta un gran reto. A diferencia del 2021, el sí es ampliamente reconocido por la militancia, es fundador del movimiento y su mentor fue César Núñez. Aunque tiene a cuestas la falta de legitimidad que le reclaman quienes perdieron en el proceso interno para elegir la dirigencia y la reciente impugnación que realizó a nivel nacional el ex aspirante a coordinador de la defensa de la 4T, Marcelo Ebrard, y que en Guerrero tiene mucha simpatía.
El desafio más grande es hacer valer el discurso y compromiso de la hoy coordinadora de los comités de la defensa de la 4T, Claudia Sheinbaum, que es abrir el partido a todo aquel que quiera sumarse, “pues todos caben y nadie está de más ”.
Bajo esos términos no debe sorprender a propios ni a extraños que nuevos rostros aparezcan encabezando la continuidad de la 4T y eso se traduzca a la postre en candidaturas, o que quienes llegaron después brinquen a las primeras posiciones por encima de los históricos, pues se pretende fortalecer el liderazgo de la ex jefa de Gobierno y que en los ámbitos locales las fuerzas que tienen mayor representación o dicen tenerla se coloquen por encima de quienes siguen creyendo que el movimiento sólo es ideológico, y la realidad es que el movimiento, como cualquier partido, necesita llenar las urnas para el Plan C.
Hoy la militancia buena y sabia debe entender la oportunidad histórica de continuar la ruta de la transformación que inició en 2018. Sumando y no restando, dejando atrás las diferencias y privilegiando la inclusión, ya que no se va a un día de campo en 2024. Y porque a fin de cuentas no se milita en el movimiento por cargos sino por un proyecto de nación. ¿O no?