Zona Cero

Acapulco: entre asesinatos y jolgorios

Por Roberto Santos

En la persona de Abelina López hay una rara relación entre el número de asesinatos en las calles de Acapulco y su disposición de organizar fiestas y jolgorios.
Sorprende que en lugar de mostrar preocupación por el número de crímenes que en las playas, calles y bares suceden, evade su responsabilidad para mejor seguir con los festivales y los jolgorios.
Y es que éstos, además de dejarle diversión, le dejan recursos.
Está claro que los muertos no dejan dinero.
Otra autoridad estaría preocupada por lo que en el municipio sucede y estaría diseñando la estrategia adecuada que le diera resultados para paliar el número de muertos en el día día en Acapulco.
Pero con Abelina no es así.
El sábado fue ultimado un líder transportista mientras pegaba propaganda de la aspirante presidencial Claudia Sheimbaum.
Es decir, lo ultimaron en un lugar donde la presidenta y su equipo apoyan decididamente a Marcelo Ebrard.
Así que, seguramente, no faltarán quienes se pregunten si ese asesinato tiene o no relación con su activismo en torno al apoyo a la regenta de la CDMX.
Esperemos que no sea así, porque se estaría enrareciendo el ambiente preelectoral rumbo a las elecciones del 24.
Durante el gobierno de Abelina, los bares también han sido olvidados, pues no es la primera vez que suceden hechos de violencia y muerte, como las del sábado, donde hubo ataques directos contra dos de ellos, resultando 13 lesionados, y un muerto por bala perdida.
Por la mañana del domingo se reportó un descuartizado y un taxi quemado.
Para esta administración los bares solo existen en tanto dejan recursos vía pago de funcionamiento.
Sin duda, el escaso compromiso de López Rodríguez en materia de prevención del delito afecta a todos los habitantes del municipio.
Pero también daña al gobierno de Evelyn Salgado Pineda, al gobierno federal y a la Fiscalía General del Estado, cargándola de trabajo, cuando el gobierno municipal debería estar previniendo el delito.
Que afecta al gobierno estatal, Abelina López lo sabe muy bien.
Algunos ya empiezan a especular que dañar al gobierno del estado es intencional, al distanciarse políticamente, y más cuando busca que su gallo sea el candidato presidencial.
De ser cierto, sería una actitud en extremo perversa de la presidenta acapulqueña.
Otros creen que para salir bien librada y lavarse las manos, le ha dejado toda la carga de prevenir y atender el delito a la gobernadora, y a la fiscalía también le exige que dé respuesta deteniendo a los delincuentes, asumiendo un papel muy cómodo desde palacio municipal.
En ambos casos el desgaste es tremendo, tanto para la gobernadora que diariamente planea con el equipo estatal y federal cómo combatir la inseguridad, y para la Fiscalía, cuyos elementos están presentes para levantar y analizar evidencias para realizar las investigaciones que lleven a detener a quienes han infringido la ley.
El papel de Abelina es administrar y dejar correr los problemas de inseguridad, y como eso sí le sale bien, sus detractores ven que cree merecer ser reelegida y de paso obtener una diputación para la secretaria de Desarrollo Social y Bienestar, dejando a los ciudadanos inermes ante un crimen organizado cada día más violento.
Hasta parece que en Acapulco la ciudadanía votó por una organizadora de fiestas, en lugar de una presidenta, que los represente y cuide su seguridad y patrimonio.

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