¿Guerra sucia en el Congreso?
Por Roberto Santos
Al parecer serán las campañas negativas las que marcarán el preámbulo del próximo proceso electoral.
Ya lo vimos la semana pasada con la embestida que sufriera la gobernadora por parte del equipo que apoya el candidato a la república Marcelo Ebrard, después de que la presidenta municipal se dijera víctima de una agresión por un guardia de seguridad.
En este momento vemos como un grupo de trabajadores del Congreso local han paralizado sus actividades y marchan por las calles de Chilpancingo.
Son unos pocos empleados que se constituyeron como gremio y estos fueron apoyados por el diputado y presidente de la Jucopo en ese momento, Alfredo Sánchez Esquivel, de acuerdo a la información que circula en medios de comunicación.
Perece que llegó el momento de pagar ese favor y este grupo paraliza las labores legislativas.
El motivo es lo de menos, se trata de complicar el andar del Poder Legislativo ahora que avanza bien.
En la intolerancia se trata de golpear al otro.
Afectar políticamente a quien logró superar la parálisis legislativa en aras de volver al caos, de donde algunos pueden obtener ganancias. En río revuelto, ganancia de pescadores, dicen.
Algunos observadores ya ven coincidencias entre lo que pasó el día viernes en Acapulco y que los ebradoristas aprovecharon para golpear políticamente a partir de la victimización de la presidenta de Acapulco.
Hoy la supuesta víctima es un líder de trabajadores del Congreso.
Coincidentemente surge después de que un periódico estatal publicara una nota acerca de la demanda presentada por mujeres de Morena en contra de Alfredo Sánchez Esquivel, por violencia política de género en contra de la presidenta de la Jucopo, Yoloczin Domínguez Serna.
Eso, independientemente de la investigación de la destrucción de la biblioteca del Congreso.
Por lo que se ve, lleva a plantear la hipótesis de que el diputado “indígena” aún tiene poder para dar coletazos dentro del legislativo a través del llamado Sindicato independiente, cuyas demandas no tienen que ver con aumentos salariales ni con sentarse a dialogar con las autoridades correspondientes.
Siempre da buenos resultados echar a andar la estrategia de construir una víctima para generar sentimientos positivos hacia esa persona y rechazo hacia la supuesta victimaria.
Para quienes saben, esto tiene todas las características de una guerra sucia con objetivos muy precisos de atacar y denostar a quien han puesto en el papel de oponente.
Queda claro que hay grupos que se han subido al carro de la campaña nacional para ayudar a posicionar la corcholata de su preferencia.
No está mal que cada quien decida con que aspirante se la va a jugar.
El problema es que sea el golpeteo rudo la estrategia imperante durante estos meses para posicionarse políticamente y denodadamente pretendan degradar a quienes no estén con ellos.
Esto sin duda afecta a todos.