•El efecto “corcholata”, en Guerrero
Por Ricardo Castillo Barrientos
La efervescencia ante-pre-electoral destapada prematuramente por el Presidente López Obrador hace casi dos años, -con una larga lista inicial de suspirantes- que ha venido depurando hasta llegar a 4 “corcholatas”, mantiene en vilo a los más conspicuos militantes representativos de Morena en esta entidad federativa.
El grupo de simpatizantes del canciller Marcelo Ebrard, tomó la delantera en sus tareas proselitistas, antes que cualquier otro equipo local con el empresario Luis Walton, el ex alcalde Alberto López Rosas, la alcaldesa Abelina Rodríguez, Edilberto Amores, la diputada federal Araceli Ocampo y el diputado local, Macedonio Mendoza, dirigiendo a sus propias expresiones políticas internas.
Enseguida y en orden de aparición, correspondió a los partidarios de la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, impulsar su pre-candidatura en estas tierras surianas, con el hashtag #Es Claudia.
Este equipo lo dirigen el senador Félix Salgado y la gobernadora Evelyn Salgado, quien al igual que sus homólogos, respaldan a la Jefa de Gobierno de la capital del país.
En su turno, el equipo de Adán Augusto López, comenzó a desplegar intensa actividad para posicionar a su candidato, hasta entonces poco conocido en el territorio nacional por su reciente incorporación como Titular de la Secretaría de Gobernación. En Guerrero es respaldado por Yoshio Ávila y Silvestre Arizmendi, cada quien con su respectivo grupo político, el primero con el aval de la coordinación nacional de pre-campaña y el otro, a través de una Asociación Civil local.
Ante el reconocimiento de la última “corcholata”, Ricardo Monreal, líder del Senado de la República, se hicieron presentes las “Redes Monrealistas”, cuya responsabilidad recayó en el polémico y experimentado político montañero, Álvaro Leyva, que se mueve como pez en el agua en su nueva encomienda política.
Aun cuando no se tienen resultados de preferencias electorales en la entidad, se percibe una cerrada disputa entre Marcelo Ebrard y Claudía Sheinbaum, seguidos muy de cerca por Adán Augusto López y Ricardo Monreal.
En las semanas y meses sucesivos, habremos de ser testigos del atiborramiento de propaganda de uno u otro aspirante, además la intensa labor que habrán de desplegar casa por casa, a fin de estar listos para cuando se levanten las encuestas y salgan con el más alto porcentaje que habrán de apuntalarse hacia la codiciada candidatura presidencial.
Marea Baja.- La alianza “Va por México” conformada por el PRI, PAN y PRD, no despierta interés ni motiva emociones en el electorado frente al inminente proceso electoral de 2024, ni con ayuda o abierta intromisión del empresario Claudio X González.
Hasta el momento todas las encuestas favorecen a los pretensos de Morena y para definir el ganador se levantará una en septiembre y la segunda en noviembre, a cargo de empresas que contrate la dirigencia nacional; sin menoscabo, a la posibilidad que se constituya un gran frente amplio que logre concitar a todas las fuerzas opositoras, incluyendo al Movimiento Ciudadano y a diversos sectores de la sociedad civil. Entonces sí, veríamos una sensacional y competida batalla electoral.
Marea Alta.- Ciertamente todos los partidos políticos están desdibujados e inertes, en cuanto a actividades de fortalecimiento de sus estructuras partidistas, casi inexistentes en el territorio estatal.
La mayoría de los Comités Municipales y Seccionales, están a la deriva y sin renovarse donde se requiere; a marchas forzadas tendrán que afinar sus maquinarias para alzarse con el mayor número de posiciones en las elecciones del 2024: alcaldías, diputaciones locales, federales y senadurías.
Maremoto.- Siempre fue “vox populi” en la década de los años 70’s, los famosos “vuelos de la muerte”, tripulados por militares desde la Base Aérea de Pie de la Cuesta, que desde sus naves lanzaban al mar, -vivos o muertos- a guerrilleros capturados pertenecientes al movimiento armado del Comandante Genaro Vázquez Rojas y de Lucio Cabañas Barrientos, durante el gobierno del ingeniero Rubén Figueroa Figueroa, quien tenía como brazo ejecutor al entonces Teniente Coronel Mario Arturo Acosta Chaparro, a quién nombró “Jefe de las policías habidas y por haber” del estado de Guerrero.
También se habló insistentemente de los hallazgos de cuerpos humanos en los pozos artesianos de Copacabana y del pozo Meléndez, en esa siniestra época conocida como la “Guerra Sucia”.