• Cervantes Delgado, un buen gobernador
• Héctor Astudillo Flores. Honrar honra…
HONRAR, HONRA. EN CONSECUENCIA, el homenaje al exgobernador Alejandro Cervantes Delgado con la presentación de la obra titulada precisamente Alejandro Cervantes Delgado “Congruencia entre discurso y hechos”, no sólo es un reconocimiento a su gobierno, sino también como un guerrerense bien nacido, y habla también, y bien, de quienes lo reconocen, lo recuerdan, y siguen sus pasos.
Así es. Este martes 24 de enero se presentó en Chilpancingo el libro Alejandro Cervantes Delgado “Congruencia entre discurso y hechos”, que fue presentado por el exgobernador Héctor Astudillo Flores, ante un auditorio que congregó tanto a un amplio sector de la clase política del estado, funcionarios y exfuncionarios de gobierno, y por supuesto guerrerenses agrupados en diferentes asociaciones y organizaciones de la sociedad civil, muchos de los cuales recuerdan precisamente a quien, una vez terminado su gobierno, recorría las calles de la ciudad capital sin ningún problema, y sí en cambio el saludo cordial de los chilpancinguenses.
Hay que decirlo. Además de ser todo un homenaje al exgobernador y a su gobierno, en el que se reconocen sus acciones, su compromiso con el estado, y el trato amable y responsable, pero sobre todo sencillo con los guerrerenses, es todo un estudio de la ciencia política, como lo dijera uno de los colaboradores de la obra, el maestro César Julián Bernal, y en el que también participan Isaías Alanís y Esteban Valdeolívar (qepd), con la coordinación de Antonio Cervantes Núñez.
Cervantes Delgado, como todos los guerrerenses lo saben, y más los chilpancinguenses, gobernó Guerrero de 1981 a 1987, en los que como bien dice Astudillo Flores, en momentos en que se requería gobernar el estado “con la mano que le atribuyen a Abraham Lincoln: duro por dentro, suave por fuera”, es decir, con una política conciliatoria, sin dejar de lado el Estado de Derecho.
Y es que estaba fresco lo de la guerrilla, y por consecuente, las cicatrices de sus consecuencias. Su administración, puntualiza el exgobernador Astudillo Flores en la presentación de la obra, “se caracterizó por la implementación de políticas públicas que empoderaran a diversos sectores de la población”. Uno de ellos, el programa Crédito a la palabra, que marcó un antes y después entre la población, pues lejos de ser una dádiva, era un apoyo económico para el emprendimiento de actividades productivas, con el compromiso de devolver los recursos recibidos.
Cervantes Delgado, quien adoptó el sombrero calentano como parte de su vida, fue quien le dio a la capital del estado su mayor transformación. La modernización que hizo de ella, aún es palpable en Chilpancingo, como el trabajo realizado en todo el estado bajo el eslogan “Unidos por Guerrero”.
Debe también decirse. Fue el gobernador Cervantes Delgado quien apaciguó el estado, lo que le valió el reconocimiento de todos, y hasta su muerte, el cariño y el saludo afectuoso de los guerrerenses cuando caminaba por el zócalo de Chilpancingo sin ningún problema, sólo o acompañado de un cercano, conciente del respeto ganado y por el don de gente que tenía.
Es, sin duda, uno de los gobernadores más queridos, no sólo en Chilpancingo, sino en todo Guerrero, pues no sólo entendió su tiempo, sino también su compromiso por el estado, la responsabilidad que tenía y lo que debía hacer en favor de los guerrerenses. No por nada, puntualizó quien también recibió a Guerrero en una situación inestable y de ingobernabilidad, el ejemplo de Alejandro Cervantes Delgado “es una vida de decencia política”. Sin duda, honrar, honra, y eso engrandece al también exgobernador Héctor Astudillo Flores, quien al igual que aquel, al final de su mandato también entregó un estado en paz, con desarrollo e institucionalidad.
Por cierto, el libro de referencia, concluido el año pasado, además de un análisis muy puntual del gobierno de Cervantes Delgado, del contexto y sus objetivos, contiene diversos discursos pronunciados en diferentes temas, como el Turismo, como medio de desarrollo del estado, Maestros y educación, Libertad de expresión, Héroes nacionales, Apoyo al campo, Inversión, Mujeres, Igualdad, y los seis informes de gobierno sobre lo realizado en Guerrero.
Concluyo. Sin duda don Alejandro Cervantes Delgado fue un buen gobernador. E indudablemente, es lo que requiere Guerrero. Es decir, hombres honestos, comprometidos con los guerrerenses, y que trabajen por mejorar sus condiciones de vida, más allá de partidos o intereses de cualquier tipo.
Honrar a los hombres buenos, reconocerles su trabajo, sus resultados y su legado, también honra. Bien por la obra, bien por los que reconocen a otros, con responsabilidad. Si eso ocurriera siempre, Guerrero sería otro. ¡Honor a quien honor merece!
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