Epístolas Surianas
De Julio Ayala Carlos

Guerrero y su circunstancia

EN EL CIERRE DEL 2022, QUE ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA, no sólo se hace necesario un balance, sino también un análisis del futuro del estado, en razón de lo que se tiene y de lo que podría tener. Este año que termina prácticamente coincide con el primer año de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, la primera mujer que gobierna Guerrero.

Hay que decirlo. Con todo y la violencia existente, incluidos los hechos de San Miguel Totolapan, y los recientes de Coyuca de Benítez, así como Coyuca de Catalán, y Tierra Colorada, en Guerrero las instituciones trabajan, de tal forma que contra lo que algunos señalan hay gobernabilidad en la entidad que día a día buscan fortalecer las autoridades estatales.

Es obvio que en el estado no todo está bien. Que hay carencias y necesidades, como por ejemplo, las que tienen que ver con los problemas estructurales. Sin embargo, también hay que decir que los programas sociales, aún y cuando muchos de ellos aún no han llegado a la entidad, están atendiendo a los que menos tienen, con todo y la falta de evaluación. Hoy como nunca, sería mezquino no reconocerlo, hay más apoyos a la población.

Cierto, y esto hay que señalarlo, la entrega de recursos en efectivo no resuelve el problema de la pobreza y la marginación, pues si bien les ayuda a quienes lo reciben, no es la solución. Nunca, hay que señalarlo, la entrega de dádivas ha resuelto estos dos problemas, y en consecuencia se ha llegado al desarrollo y crecimiento de los pueblos.

Urgen pues en Guerrero políticas públicas que generen, ciertamente, crecimiento y desarrollo, producto de la creación de empleos como consecuencia de polos de inversión, de tal forma que en el caso particular de Guerrero, los apoyos en efectivo del gobierno sean un último recurso y no la esperanza de sobrevivir de quienes lo reciben.

Es cierto. Los problemas del estado no son de ahora, es decir, que no se generaron en el actual gobierno estatal, por lo que resulta injusto culparlo de lo existente. La marginación y pobreza se remonta incluso hasta antes de la erección de Guerrero como estado, y al paso de los años, ciertamente ha sido complicado revertir la situación que incluso se ha agravado en diversos rubros.

Sin embargo, también es cierto que, al igual que otros gobiernos, unos más que otros, el actual realiza su parte. Por compromiso y voluntad no queda, aunque el problema de Guerrero tiene que ver con la escasez de recursos públicos que vengan a resolver, de una vez por todas, los problemas que enfrenta el estado.

Es obvio que, con todo y el aporte que han hecho los guerrerenses al país, desde la guerra de Independencia, la Reforma y la llamada revolución Mexicana, el gobierno de la República no ha sido recíproco con el estado. Y ello incluye al actual, pese al discurso de primero los pobres, con todo y los programas que se aplican en Guerrero.

Digámoslo con todas sus letras. Muy poco puede hacer el gobierno del estado para atender y resolver los grandes problemas que viven sus habitantes, en razón de que los recursos con que opera, en un 97 por ciento provienen de la Federación, de tal forma que su actuar está supeditado al presupuesto que le aprueban. Y es que la gran mayoría de estos recursos, que para este año podrían ser de 70 mil millones de pesos, se esfuman en salarios para un gobierno obeso desde hace muchos años.

En fin que en Guerrero hay problemas, pero también compromiso de salir adelante. Más allá de que nos guste o no quien gobierna el estado, lo cierto es que el actual gobierno hace lo que puede, en base a los recursos de los que dispone. Por supuesto que hay problemas, ya lo decíamos, como el de la inseguridad y violencia, lo cual, hay que decirlo, no detiene la acción de gobierno.

Lo cierto que en Guerrero, como en todo el país, se espera que el 2023 sea mejor que el año que concluye, aunque hay quienes ven con pesimismo el futuro inmediato. No obstante, la esperanza muere al último.

Comentarios: epistolassurianas@hotmail.com

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