•El que ya bailó, que se siente
Por Jacko Badillo
Uno de los aspectos negativos de las redes sociales es el abuso en el que muchas personas incurren a través de ellas, en un afán de sentirse expertos en cualquier tema, no solamente para emitir críticas a diestra y siniestra, sino para maldecir, calumniar e injuriar, ya sea a los gobernantes, políticos o cualquier personaje que haga vida pública.
Hay que decir que muchos de estos opinólogos que de buenas a primeras se erigen en jueces, lo hacen desde la cobardía del anonimato, utilizando cuentas o perfiles falsos, o mediante el muy recurrente método de los bots. Es gente que quizá no tenga nada provechoso qué hacer o que ocupan sus ratos de ocio para destilar su amargura y frustración.
Otra vertiente de este tipo de conductas son individuos perfectamente identificados, que gustan de autodefinirse como pulcros, incólumes, auténticas blancas palomitas que aparentando una falsa aureola de honestidad, y que en un afán de llamar la atención usan las redes sociales –y algunos medios de comunicación formales- para hacer señalamientos temerarios, arremeter contra quienes tienen actualmente la alta responsabilidad de servir desde la función pública, pretendiendo hacer creer a los ciudadanos que todo está mal.
La gobernadora Evelyn Salgado Pineda ha sido recientemente víctima de este tipo de personajes, algunos de los cuales, cual golondrinas, aparecen solamente cuando se acercan tiempos electorales buscando atraer los reflectores, haciendo declaraciones y señalamientos, más altisonantes que con auténtico fin de aportar algo para que las cosas mejoren.
Ante ello, es momento de que quienes realmente queremos y amamos a Guerrero y a Acapulco, cerremos filas en torno a la jefa del Ejecutivo estatal, quien todos los días hace esfuerzos titánicos por mantener a flote este barco llamado Guerrero, y que gracias a su temple y carácter ha podido ir sorteando las tormentas y busca llevarlo a buen puerto. Esos que cuestionan, que atacan, que cada que aparecen es sólo para exhibir su miseria humana, sobre todo los que ya tuvieron su oportunidad de servir, es tiempo de decirles, como a los que ya bailaron, que se sienten. Así, ni Guerrero ni Acapulco los necesitan.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es Pargo!