• Los bloqueos en Acapulco y el desenfado de Abelina
Por Roberto Santos
Caos y desesperación para quienes viven en Acapulco el día viernes frente al poder mostrado por quienes bloquearon las calles y demandaron la salida de las corporaciones policiacas, militares y de la Marina.
Si ese infierno fue irritante para quienes lo sufrieron, más molestias les causó la postura desenfadada y festiva de la presidenta municipal y de sus áreas que le cuidan la imagen.
Ella y ellos, decidieron que era más importante publicar un boletín de logros durante la reunión que la alcaldesa Abelina López Rodríguez tuvo con un funcionario de CONAGUA.
Los bloqueos y el enojo de la población, no merecieron atención alguna de la alcaldesa porteña; es decir, parece que ella y sus asesores de imagen se han ubicado en una realidad alterna, acondicionada por su imaginación y la de sus ayudantes, más cómoda, placentera y menos frustrante.
Está claro que la realidad los ha rebasado y la alcaldesa prefiere no afrontarla al recurrir a conductas evasivas.
En ocasiones, ese deseo de pretender burlar a la realidad genera conductas dañinas que pueden afectar a los otros, y si esto se presenta en alguien que a su cargo tiene atender y resolver demandas sociales, esto puede ser más delicado.
Desde cuando la maestra prefirió agredir a los periodistas en una de sus primeras entrevistas, quedó claro su tendencia a culpar a otros ante de enfrentar los problemas.
Poco tiempo después prefirió culpar a “la calor” por la violencia en Acapulco, para no reconocer la fuente principal de ésta.
Después prefirió volar a Orlando Florida, un lugar de fantasía infantil, dejando al puerto con sus problemas, mientras hacía realidad uno de sus deseos.
La maestra Abelina ya comprobó en carne propia el dicho de que no es lo mismo ser borracho que cantinero. Y que no es lo mismo invadir predios y exigir servicios que ser autoridad y tener que satisfacer demandas sociales.
Ante eso, el camino que ha escogido es el de culpar a otros. Y aunque quizá lo haga de manera inconsciente, deja traslucir que al no aceptar sus responsabilidades, refleja su incapacidad para afrontar sus compromisos de campaña.
Para ella es más fácil amenazar a la gente que la va a mandar al buró de crédito antes de intentar solucionar el problema del agua o anunciar multas para quien tire basura antes de demostrar que tiene capacidad de mantener limpia la ciudad.
La amenaza y la fantasía son las estrategias de la maestra, y resulta penoso ver el ejemplo de su funcionario que metió su mano a las aguas negras y la lamió frente a las cámaras para demostrar que esa agua se podía tomar sin ningún riesgo para la salud.
O cuando justifica su actuación diciendo que ella “así habla”, haciendo alusión a su temperamento, lo que demuestra incapacidad para afrontar y procesar su ira.
Lo cierto es que los bloqueos que realizaron organizaciones a instancias del narco, como señalan algunas páginas de Acapulco y Costa Chica, estuvo fuera de sus manos contenerlos, pero los acapulqueños esperaban una postura institucional del tema, antes que un boletín donde habla de su reunión en Conagua y sus alegres logros, y después una felicitación a los comunicadores que con ella trabajan en el área de comunicación.
En Acapulco empezamos a ver un gobierno ineficiente y un área de comunicación impotente, incapaz de generar una vinculación con la población, capaz de generar capital político para la presidenta y convencer a sus gobernados de su proyecto de gobierno.
Abelina es el clásico ejemplo de quien pese a contar con alta aceptación política, por carecer de un proyecto de gobierno, dilapida lastimosamente ese capital político en pocos meses.
Claro está que puede recomponer lo que en su gobierno falla, pero antes tendrá que aceptarlo, y después realizar los ajustes necesarios en los equipos que le “ayudan”.