- La cara sucia de Acapulco
Por Francisco Javier Flores V.
La posibilidad de que los edificios abandonados –que ofrecen un pésimo aspecto a la avenida costera Miguel Alemán y evidentemente dañan la imagen como destino turístico de Acapulco- sean sujetos de embargo por parte de la autoridad, no es una idea descabellada.
Planteada por la presidenta municipal, Abelina López Rodríguez esa medida permitiría renovar la cara sucia que ha tenido nuestro puerto no solamente después de los estragos ocasionados por los huracanes Otis y John, sino de muchos años atrás, en que los propietarios de esas construcciones literalmente las han abandonado.
Y es que no solamente se trata de los 19 hoteles que menciona la alcaldesa y tampoco es privativo nada más de la avenida costera.
Por otros rumbos de la ciudad se pueden observar también lo que fueron condominios, edificios de departamentos, oficinas, incluso grandes negocios, que acusan un marcado descuido: sucios, derruidos, con los ventanales rotos, las varillas oxidadas expuestas y el concreto cayéndose a pedazos de las paredes y techos.
Esa imagen deprimente es lo que le hace mucho daño a nuestro querido puerto y es una de las causas del desplome de la actividad turística, por la ausencia de visitantes extranjeros que ya no lo ven atractivo, siendo solamente el turismo que llega en los grandes barcos o cruceros pero cuya estadía sólo es de unas cuantas horas, como el amor de un rato.
Podemos no estar de acuerdo en muchas de las decisiones tomadas por la autoridad municipal, pero ésta en particular, de llegar a concretarse, marcaría un precedente y motivaría a que los dueños de otras edificaciones vayan pensando en lo que van a hacer con sus propiedades abandonadas, porque estamos también hablando de predios ociosos que en muchos de los casos sirven de basureros, refugios de indigentes e incluso de malvivientes.
Que se entienda, no es una ambición personal de Abelina. Se trata de una acción gubernamental que buscaría lavar esa cara sucia que tiene Acapulco, en concordancia o como complemento de las grandes acciones e inversiones del Estado y la Federación encaminadas a la reconstrucción de Acapulco y su posterior relanzamiento como destino turístico de primer nivel, algo que nunca debió de haber perdido.