Epístolas SurianasDe Julio Ayala Carlos

  • Emilio García Cárdenas…

HAN PASADO, YA, 9 DÍAS, desde que Emilio García Cárdenas fue golpeado brutalmente, a punto de ser asesinado, por lo que hoy se debate entre la vida y la muerte, y el Ministerio Público, que depende de la Fiscalía General del Estado, aún no le ha tomado la declaración correspondiente, mientras el agresor se encuentra libre por resolución de una juez que determinó que las heridas de la víctima, no eran gran cosa.

Sí. Así está de podrida la procuración y administración de la justicia en el estado, mientras las autoridades, cada vez que pueden, señalan que hay avances en éstas, que Guerrero está mejor, que se aplica la ley, y que se combate a los delincuentes.

Pero el caso de Emilio demuestra lo contrario, no sólo porque el agente del Ministerio Público en cuestión no le ha tomado declaración sobre los hechos en los que, producto de la agresión, entre ellos un machetazo en la cabeza, lo mantiene grave, así como un golpe que le ha hecho perder la vista en un ojo, sino porque el agresor fue dejado libre por una juez insensible, irresponsable y con falta de compromiso con la justicia.

En efecto, no sólo está podrido el sistema de procuración de justicia, principalmente en lo que tiene que ver con la actuación de los ministerios públicos, la mayoría sujetos sin compromisos con la aplicación de la ley, y que en la mayoría de los casos se venden al mejor postor, sino también el de la administración de la justicia, en lo que tiene que ver con jueces corruptos y sinvergüenzas, que lo único que hacen es enriquecerse con la impartición de justicia.

Así, Emilio García Cárdenas, un trabajador, no un colaborador del Congreso del Estado en el área de Comunicación Social, a 9 días de haber sido agredido en su domicilio por un sujeto al que le había dado posada como un acto de humanidad, hoy se encuentra grave, luchando por su vida, con un machetazo en la cabeza y la pérdida de la vista de un ojo, mientras el agresor anda como si nada, en libertad, como consecuencia de un Ministerio Público corrupto, y una jueza por igual.

Hay que decirlo. El caso de Cárdenas García, quien ejerce el periodismo desde un área institucional, como es la Dirección de Comunicación Social del Congreso del Estado, es decir, del Poder Legislativo, no es un hecho aislado en lo que tiene que ver con la agresión, sino también en lo referente a la actuación de un agente ministerial que depende de la Fiscalía General de la entidad, y de una jueza que depende del Poder Judicial del Estado.

Sí. Son muchos los casos, por no decir que es la regla común, en donde la irresponsabilidad, negligencia y complicidad entre representantes de procurar justicia, y los encargados de administrarla, actúan en agravio de la ley y la justicia para dejar libres a delincuentes y homicidas en potencia, ya por intereses económicos o porque no están comprometidos con la sociedad.

En consecuencia, la exigencia es unánime: castigo al agresor, administrar justicia al agraviado, velar por su seguridad, y reparar el daño, y obvio, aplicar los correctivos necesarios al Ministerio Público y a la jueza que dejó en libertad a quien atentó contra la vida de Emilio García Cárdenas.

Sí. La víctima, como todas, producto de la violencia e inseguridad y la impunidad, merece justicia. Ojalá el Fiscal General del Estado ponga los correctivos necesarios, y lo mismo haga el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia. Ojalá, también, la gobernadora del estado, Evelyn Salgado Pineda, esté pendiente del caso, lo mismo que el Congreso local en favor de uno de sus trabajadores.

Ojalá, ojalá, ojalá…

Comentarios: ayala.jc30@gmail.com

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