- Protestan por la remoción de una prefecta a quien pretenden refundir como bibliotecaria, por capricho de maestros señalados de acosadores y agresores de estudiantes
Por Francisco Javier Flores V.
Un nuevo conflicto ha estallado en el Colegio de Bachilleres Plantel 17 de la comunidad de El Ocotito, municipio de Chilpancingo.
Estudiantes tomaron las instalaciones de la escuela en protesta porque de manera arbitraria el encargado de la Dirección, Manuel Alejandro Mancilla Domínguez, removió a la prefecta María del Carmen Bello Alvarez y pretende refundirla como bibliotecaria.
Con cartulinas de apoyo en donde escribieron leyendas como “Queremos a Carmen de regreso”, “Los alumnos también merecemos ser escuchados”, “No sólo queremos ver y callar” y literalmente sentados en la puerta de acceso, los jóvenes expresaron su rechazo a que su escuela siga siendo objeto de malos manejos y escándalos.
Bajo condición de mantener en reserva sus nombres, protestantes consultadas por el reportero señalaron que es inaceptable que el encargado de la dirección se deje manipular por maestros que han sido señalados como acosadores sexuales y agresores de estudiantes, entre ellos Carlos Martínez Sánchez y Andrés Gallardo, quienes desafortunadamente, dijeron, siguen gozando de impunidad y protección.
Incluso mencionaron la existencia de una investigación por parte de Contraloría, en donde se determinó que los acusados tendrían que ser separados de sus funciones como maestros mientras se determinaba su responsabilidad, pero no se está cumpliendo.
Alumnas y alumnos dijeron no estar dispuestos a que les quiten a una de las persona que les ha dado acompañamiento y apoyo y con la cual se sienten seguros y en confianza en su desempeño como prefecta, y que en represalia por ello pretendan refundirla en la biblioteca, mientras los acosadores y agresores se pasean libremente por las aulas y pasillos.
Cabe mencionar que, de acuerdo a la versión de los inconformes, antes de iniciar su movimiento de protesta una comisión trató de entrevistarse con el encargado de la Dirección, quien de manera prepotente y con palabras altisonantes les gritó que por eso era el director, para tomar las decisiones y que ellos no tenían nada que hacer en ese lugar ni eran nadie para decirle lo que tenía que hacer, mientras que el profesor Carlos Martínez, en actitud intimidatoria como siempre acostumbra hacerlo, les tomó fotografías a cada uno de los rostros de los manifestantes, por lo que lo hacen responsable de cualquier cosa que pudiera ocurrirles.