Chicotazos

  • Cuando la verdad asoma

Por Francisco Javier Flores V.

Cuando la desesperación hace presa de las personas y sienten que el agua les está llegando a los aparejos, suelen cometerse un sinfín de barbaridades que terminan por exhibir su calidad humana.

Eso parece estarle pasando al conocido agitador social y embaucador de incautos, Alejandro Reyes Martínez, un tipo hábil para el discurso, para el envolvimiento mental y la grilla, pero sin ningún beneficio a la sociedad.

Después de que ha iniciado el ciclo escolar y se diluye la posibilidad de conseguir espacios en la Universidad Autónoma de Guerrero a los jóvenes que utiliza en sus movimientos de protesta, y desesperado porque en Guerrero, donde ya se le conocen bastante bien sus tácticas nadie le hace caso, decidió trasladarse a la Ciudad de México.

Y es que no se necesita ser muy inteligente para percibir que además del lucro que hace con la promesa de conseguirles espacios a aspirantes que no hicieron o no pasaron los exámenes de admisión en las carreras a las que quieren ingresar, lo que buscan también Alejandro Reyes y sus incondicionales Abel Sánchez Marcos y Luciano Cruz es desprestigiar.

No es gratuita la campaña en contra del rector Javier Saldaña Almazán y del senador Félix Salgado Macedonio; al primero en aras de obligarlo a ceder en su pretensión de espacios en las facultades de Medicina, Odontología, Enfermería, entre otras, sobre todo por la presión que ya tiene de padres, madres y demás familiares de los jóvenes aspirantes, y que incluso ya algunos han denunciado en redes sociales las cantidades de dinero que les exige con la promesa de colocarlos.

Una vil estafa porque el rector Saldaña ha sido claro y contundente de que no solapará ni permitirá más los ingresos ilegales a las facultades de la UAGro que año con año son las más solicitadas.

En el caso de Félix Salgado, es obvio que los ataques tienen que ver con sus posibilidades muy amplias de ser el próximo candidato y después gobernador de Guerrero, como también hay que ser muy tonto para no darse cuenta que los hilos de esa burda estrategia se mueven desde el Ayuntamiento del Parque Papagayo de Acapulco, ahí donde año con año Alejandro Martínez ha instalado su protesta y que ahora, sospechosamente, ha trasladado a otros lugares.

Lo cierto es que desde el Senado de la República y Palacio Nacional al agitador profesional ya lo batearon, él mismo exhibió en Facebook que lo mandaron a meter oficios a Palacio de Gobierno, en Chilpancingo, es decir, cumplir con el procedimiento legal de cualquier solicitud, lo cual lo hace ver como un ignorante, por muy buena labia que tenga.

Por cierto, como dice el corrido ¿alguien sabe en qué trabaja el muchacho?

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