- Wencistas de la vieja guardia conmemoran 87 aniversario del doctor Rosalío
Por Ignacio Hernández Meneses
Una corona de flores en memoria del doctor Rosalío Wences Reza, el hombre historia de la Universidad Autónoma de Guerrero, selló la conmemoración del 87 aniversario del natalicio del autor del proyecto Universidad-Pueblo.
En este encuentro de los wencistas de la vieja guardia, a través de un pronunciamiento signado por el Frente por la Reforma Democrática de la Universidad Autónoma de Guerrero (Fredeuag), se pronunciaron firme y contundentemente a cerrar filas para “luchar por el retorno a la democracia y recuperar la honorabilidad del máximo órgano de gobierno, el Consejo Universitario”.
Al pie del monumento del “Ayatola de Temixco”, los miembros del Fredeuag histórico reprobaron las recientes decisiones autoritarias del Consejo Universitario y la comisión de Derechos Humanos Universitario que expulsaron ilegalmente a una veintena de estudiantes y académicos que exigieron democracia en su centro de trabajo; a los que les despojaron de sus derechos universal de audiencia y de defensa, pisoteando la Ley Orgánica y la propia Constitución General de la República.
En su análisis de este nuevo escenario donde se impusieron directores a modo del poder en turno, consideran que es una contradicción ideológica que el gobierno universitario sea incongruente con los principios que plantea el wencismo, una universidad crítica, científica, democrática y popular. En suma, cuestionaron severamente que hoy se viva un retroceso, por la falta de democracia.
Ahí estaban, el ex rector Dolores Arturo Contreras Gómez (2006-2010), el ex preso político y mano derecha del doctor Wences, Eloy Tobías Cisneros Guillén, el notable jurista Guadalupe Bollás Bernabé, Elba Karenine Trigo Molina, Guadalupe Saligán Colón y Efrén Arellano Cisneros, entre otros, quienes desde 1993, realizaban las reuniones fundacionales del Fredeuag, con la consigna “academia y democracia”, principios fundamentales venidas a menos en los rectorados del pasado reciente.
Por supuesto que retumbó en sus centros la tierra del edificio de la vieja UEPI, donde Wences dio clases cuando llovieron las exclamaciones festivas del “¡Viva el Fredeuag!, Viva Wences!, ¡Viva la Universidad-Pueblo!, y hasta se alcanzó a escuchar un ¡Viva Claudia Shemibaum”.
En un ambiente de camaradería, los sobrevivientes de la represión y persecución de adentro y de afuera de la UAG, también escucharon “Las Mañanitas” y compartieron un exquisito café de la Sierra de Atoyac y pan de Chilpancingo, de “La Espiga de Oro”, conchas, gusanos y sin faltar las tradicionales cemitas, y eso sí, no hubo hojaldras, porque no fueron invitados porque solo lucran con el wencismo.