- La magia de las encuestas: de
tragedias a triunfos en Acapulco
Por Roberto Santos
En el fascinante universo paralelo de la política mexicana, donde lo imposible es posible, hemos sido testigos de un prodigio tan extraordinario como inexplicable: Abelina López Rodríguez, la presidenta municipal de Acapulco, ha sido nombrada como la segunda mejor alcaldesa de Morena en el país.
Un nuevo hito en el surrealismo político guerrerense, donde una administración que se asemeja más a una tragicomedia que a una obra de gobierno, ha obtenido tamaño nombramiento.
Sí, lo leyeron bien.
Posiblemente ni Kafka habría imaginado una trama tan elaborada.
Lo más impresionante de esta historia no es su tan criticada gestión, sino la manera en que el universo de las encuestas ha decidido premiarla.
Así es, queridos lectores, Acapulco, ese paraíso turístico que oscila entre la muerte, el caos y la supervivencia, parece ser gobernado por una excelsa políticas de nuestra era… o al menos eso dicen los números.
Lo que hace que este logro sea tan digno de un premio a la mejor comedia del año es que la evaluación llega en un momento en que Acapulco lucha contra desafíos dignos de una película de desastre: inseguridad rampante y servicios públicos que hacen del agua un lujo.
Pero, ¡oh sorpresa!, según la encuesta de CE Research, el 58.5% de la ciudadanía acapulqueña aprueba la gestión de López Rodríguez, lo que la coloca por encima de la media nacional y, además, en el puesto número 17 entre los 37 alcaldes evaluados.
Uno no puede evitar preguntarse qué magia negra o qué encantamiento ha logrado tal hazaña.
Es como si en una competencia de cocina, el segundo lugar lo obtuviera por quemar la cocina de manera más creativa.
Quizás están preparando una nueva tendencia: aplaudir lo inaceptable, premiar lo incompetente y, quién sabe, tal vez en la próxima encuesta, la peor administración se lleve el oro.
¿Acaso la estabilidad de las finanzas municipales es suficiente para borrar de la memoria colectiva los apagones, los baches, la basura en las calles, la falta de agua, y los cientos de muertos en las calles de Acapulco?
O quizá sea resultado de una dimensión alterna, donde los ciudadanos valoran la habilidad de pagar deudas heredadas más que la seguridad de sus familias, más que el agua en sus hogares.
O, tal vez, solo tal vez, las encuestas, esas fieles aliadas del discurso político, han encontrado la manera de transformar la tragedia en triunfo, el horror en felicidad.
Es como si la maestra Abelina López Rodríguez hubiese descubierto la fórmula para convertir el plomo en oro, las extorsiones en milagros, los baches en veneros de agua milagrosa, logrando que, en vez de criticarla por los problemas de la ciudad, la gente la aplauda por mantener las cuentas en orden.
En su conferencia «Tu Presidenta Informa», López Rodríguez detalló las estrategias de su administración para mantener las finanzas en equilibrio, algo que, en teoría, debería reflejarse en una mejor calidad de vida para los acapulqueños.
Pero la pregunta del millón es: ¿es suficiente tener finanzas sanas cuando lo que realmente necesita Acapulco es paz y seguridad?
Al parecer, en este extraño juego de percepciones, o de distorsiones cognitivas, la respuesta es un rotundo sí.
Y así, con un aplauso en una mano y una ceja levantada en la otra, observamos cómo la realidad acapulqueña se va distorsionando, hasta que lo bueno se confunde con lo malo y los éxitos se miden en encuestas que parecen más obra de un ilusionista que de un estadístico.
Ya lo decía Bretón en 1938: “No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país más surrealista del mundo”.