Bajo Fuego

  • Todos pierden

José Antonio Rivera Rosales

“Nada se puede solucionar con la violencia. Ya hemos pasado por ese camino antes y todos pierden”.
Esta es la oración final de la carta con la que Ismael Mayo Zambada aclaró lo de su captura por parte de agencias gubernamentales de Estados Unidos, lo que causó un impacto mediático del que aún no se recuperan las autoridades mexicanas.

En esta trama participaron activamete la agencia antidrogas (DEA), el Buró Federal de Investigación (FBI) así como, con seguridad, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) -la poderosa agencia creada para prevenir actos de terrorismo en suelo estadunidense-, por aquello de que los cárteles mexicanos están considerados como amenazas terroristas.

Esta trama, que causó una conmoción binacional, preludia sombras ominosas en el gobierno mexicano precisamente cuando está por terminar el mandato de Andrés Manuel López Obrador.

Debido a la importancia del tema para todo el país, conviene hacer algunas observaciones:

Primero, para culminar con éxito la operación de captura el pasado 25 de julio, con seguridad hubo previamente un meticuloso seguimiento por parte de las agencias estadunidenses, pero sin informar al gobierno mexicano. ¿Por qué? Pues porque no confían en su contraparte mexicana (ni en la Fiscalía General de la Republica (FGR), ni en la Sedena, ni mucho menos en el Centro Nacional de Inteligencia-CNI).

Los agentes norteamericanos tuvieron el cuidado de utilizar a mercenarios mexicanos, o quizá de otra nacionalidad, previendo las consecuencias politicas y legales de una operación extraterritorial. Es decir, ningún agente de los Estados Unidos habría participado en la operación de captura para evitar reclamos.

Quienes emboscaron a El Mayo fueron probablemente expolicías o exmilitares que actuaron en tres equipos por separado: uno habría capturado al capo, otro se encargó de la logística del viaje y el tercero borró las evidencias, lo que se tradujo en el homicidio del diputado federal electo Héctor Melesio Cuén -enemigo acérrimo del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya-.

El gobierno mexicano, a través de la FGR, dio curso a una investigación por la probable comisión del delito de traición a la patria debido la entrega del capo Ismael Zambada a un gobierno extranjero.

Pues sí, hasta aquí todo está bien. Pero es probable que ese amago tenga un efecto de boomerang porque parece obvio que quien resultará implicado será el propio gobernador Rocha Moya, quien así se deshizo tanto del capo sinaloense como del diputado federal asesinado, que se le había convertido en un verdadero dolor de cabeza desde que despachaba como rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, un verdadero coto de poder en ese estado.

A ello habrá que añadir que, poco antes de morir, Melersio Cuén tuvo la atingencia de grabar un video donde revela que, durante su campaña por la gubernatura, el actual mandatario recibió grandes cantidades de dinero (del narcotráfico, se entiende), que sobre abundó aún cuando ya había terminado la campaña en noviembre de 2021 -al extremo de que Rocha y su grupo estuvieron comprando propiedades-.

Un dato clave es que quien fungió como coordinador de campaña de Rocha Moya era nada menos que Américo Villarreal Anaya, actual gobernador de Tamaulipas, a quien algunas fuentes asocian con el Cartel del Noreste (CDN ), un remanente de los Zetas, quienes tienen su bastión en Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Villarreal aparece en una investigación de la FGR vinculado con el caso de los dos marinos adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del municipio de Acapulco, desaparecidos en marzo de 2022 cuando escoltaban al senador morenista José Narro Céspedes así como al empresario Gerardo Teodoro Vazquez Barrera. Este empresario radicado en Acapulco, a quien algunas fuentes lo ubican como operador financiero de los Zetas, también viajaba con los marinos desaparecidos en aquella fecha.

Así las cosas, es posible colegir que en esta trama dramática estarían involucrados el Cartel de Sinaloa (CDS) así como el Cartel del Noreste (CDN), ambos detrás de las campañas de los dos gobernadores.

Lo hasta ahora investigado por la FGR, según trascendidos confiables, apunta a que el secuestro del Mayo Zambada y el asesinato de Héctor Melesio Cuén habría sido un montaje propiciado por el gobernador Rocha, en colusión con las agencias de Estados Unidos (DEA, FBI, DHS).
Si esta hipótesis es acertada, el principal imputado por el delito de traición a la patria seria el gobernador de Sinaloa, sin contar con el homicidio de un diputado federal electo y los dos dos escoltas de Ismael Zambada -uno de ellos un comandante en activo de la Policía Judicial de ese estado-.
Aunque en su carta el capo hizo un llamado a la paz, lo cierto es que comenzaron a caer algunos operadores del CDS -uno de los grupos del crimen organizado que produce la mayor cantidad de fentanilo-, lo que implica que habrá reajustes entre las filas criminales con coletazos que podrían resentirse hasta Acapulco.
Las confesiones de Zambada, su única carta de negociación frente al gobierno de Estados Unidos, desnudarán sin duda a muchas personas involucradas con la producción y tráfico de drogas. Sin duda muchas cabezas caerán, pero el baño de lodo mostrará la putrefacción del estado mexicano.
Ya veremos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *