Epístolas SurianasDe Julio Ayala Carlos

  • La circunstancia del PRD

ES CIERTO. A NIVEL NACIONAL EL PRD perdió su registro al no obtener el 3 por ciento de la votación federal. Lo anterior, como consecuencia de los malos manejos de su dirigencia, y el alejamiento de sus liderazgos con la lucha social. Es indiscutible que Jesús Zambrano y Jesús Ortega, “Los Chuchos”, no sólo le hicieron daño a ese partido, otrora referente de la izquierda, sino también de la lucha social por un mejor país.

La pregunta es si en Guerrero ocurrirá lo mismo, donde por dos ocasiones ganó las elecciones, no sólo por la gubernatura, sino también el Congreso del estado e incluso una gran parte de los ayuntamientos municipales. Lo hizo con Zeferino Torreblanca Galindo, y posteriormente con Ángel Aguirre Rivero, aunque ciertamente no eran del PRD.

Hay que decirlo. Las malas prácticas de sus dirigentes nacionales, incluyendo las alianzas antinatura, así como su alejamiento de las causas sociales, hicieron que la militancia, y quienes simpatizaban con ellos, dejaran de creer en el PRD. Ello, y las traiciones de la mayoría de sus dirigentes para crear otro partido, no sólo buscaron desfondarlo, sino acabar con él.

Sin embargo, puede decirse que al menos en Guerrero, el PRD resistió el embate, con todo y que no le fue tan bien en la elección de junio pasado, el sol azteca tiene vida. Es cierto, la fracción parlamentaria de ese partido en el Congreso del estado será reducida, y gobernarán menos municipios a partir de octubre próximo, pero es un hecho que resistió la embestida de su principal adversario, el presidente de la República y dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, que alguna vez fue dirigente nacional del perredismo, además de que, precisamente por el voto de ese partido, gobernó la Ciudad de México, siendo además dos veces su candidato presidencial.

Es cierto. Las victorias como las derrotas no son para siempre. Allí está de ejemplo el PRI, que por más de 70 años gobernó al país, y allí está también el PAN que lo hizo por dos periodos. Y claro, aunque es temprano decirlo, nadie puede asegurar que Morena se quedará para siempre gobernando el país.

En fin que, decíamos, al menos en Guerrero, el PRD ha resistido. Pese a todo, incluso pese a los errores cometidos, el sol azteca se mantiene a flote. El peso del presidente de la República, y los programas sociales de su gobierno, así como todo un ejército de los “servidores de la nación”, convertidos en agentes electorales, si bien redujeron la votación, no lograron desaparecerlo como era el objetivo de quien aún gobierna el país.

Que la votación del PRD en Guerrero es escasa, pues claro que es cierto. Que requiere refundarse, o en su caso volver a sus orígenes, sin duda es urgente. Incluso, que es necesario la desaparición de algunas corrientes que cual caballo de Troya le juegan las contras al propio partido. Es el caso, por ejemplo, de la llamada Izquierda Progresista Guerrerense que dirige, sin ser perredista, el exgobernador Ángel Aguirre Rivero, o la que encabeza el exalcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, familiares, por cierto.

Otros, como el dirigente de Democracia Social, el diputado local Raymundo García Gutiérrez, quien coordina a los diputados perredistas en el Congreso local, con todo y que no logró la reelección, consolidó su liderazgo, como consecuencia de su trato directo con la población, porque les cumple y encabeza sus acciones de gestión, lo que le ha permitido ganar espacios de representación popular. No por nada tiene una amplia influencia en la región de la Montaña.

Celestino Cesáreo Guzmán es también de los liderazgos con mayor peso en el PRD. Con o sin cargo, la organización que encabeza mantiene presencia en el estado, principalmente en la Costa Grande. Junto con Carlos Reyes, el PRD tiene para seguir existiendo en Guerrero. El también diputado local Bernardo Ortega Jiménez, también tiene lo suyo. A través del Movimiento de Acción Social, tiene influencia en la región Centro. Su bastión central es su municipio, Quechultenango.

En fin que, aún y cuando en cada elección vaticinan su desaparición, el PRD se mantiene vivo. Ya no con la misma fuerza que lo llevó a gobernar el estado, pero si resistió las dos últimas elecciones, la de López Obrador y la de Claudia Sheinbaum, bien puede hacerlo en la elección intermedia que viene. Tiene con qué.

Comentarios: ayala.jc30@gmail.com

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