Chicotazos

  • PRI Guerrero, tiempos de cambio

Por Francisco Javier Flores V.

Antes de que lo mataran el 28 de septiembre de 1994 y tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta ocurrida el 23 de marzo de ese mismo año, el ex gobernador priísta José Francisco Ruiz Massieu acuñó un aforismo que resultó providencial: “O cambiamos o nos cambian”.

Y miren que la historia le dio la razón. Esos magnicidios fueron el preámbulo de lo que pasaría seis años después, cuando el Partido Revolucionario Institucional perdió su hegemonía política y por primera vez en la historia tuvo que ceder la Presidencia de la República al Partido Acción Nacional.

Treinta años después, en Guerrero parece que en el PRI, al menos en el ámbito estatal, ya han entendido que eso que advertía Ruiz Massieu no solamente es necesario, sino urgente.

Desplazado feamente de la gubernatura y de la mayoría de los principales cargos de elección popular y actualmente arrinconado, replegado a sus muy localizados bastiones que aún conserva, el partido tricolor no tiene más camino que dar un viraje de 180 grados y esto debe comenzar con el cambio de su dirigencia.

No existe en este momento ningún argumento válido que sostenga la permanencia de Alejandro Bravo Abarca como presidente del Comité Directivo Estatal.

Prolongar su estancia y la de quienes lo acompañan, sin ánimo de ser catastrofistas sino más bien realistas, condenaría a ese partido, ahora sí, a la extinción en la entidad.

El PRI no necesita, le urge un dirigente que le imprima dinámica, que saque del letargo a las llamadas “fuerzas vivas” que en el pasado le dieron dinamismo y lustre a ese partido, hubiera o no campañas políticas.

Un dirigente que cohesione, que garantice la unidad, pero con el carácter para que reviva y saque adelante a ese PRI que después de los magnicidios de Colosio y Ruiz Massieu también ha venido sufriendo una muerte lenta.

Uno de los bastiones priístas más fuertes es sin duda Chilapa, en donde el liderazgo del diputado local Jesús Parra García se encuentra consolidado, con un posicionamiento que ha trascendido más allá de esas fronteras.

Su excelente relación con las cabezas de los grupos que aún quedan en el PRI de Guerrero, dan pauta a pensar que Chucho Parra, joven aún pero con una amplia trayectoria en el servicio público y sobre todo una lealtad a prueba de todo, soportada por una arraigada militancia, se perfila como el principal prospecto para esa titánica tarea.

Habría que ver si el ex alcalde chilapeño está dispuesto a entrarle a los reparos del toro o como se dice, agarrarlo por los cuernos.

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