Chicotazos

  • De Acapulco a Santorini

Por Francisco Javier Flores V.

Cuando los afectados por el huracán Otis acudieron a recibir el último de los apoyos económicos otorgados por el gobierno federal, se les dio a llenar un cuestionario en donde una de las preguntas hacía referencia al color que le gustaría fuera pintada la fachada de su casa una vez remodelada.

Muchos, quizá la gran mayoría, no repararon en ese detalle o no le dieron al momento mucha importancia, algunos marcaron cualquier color y otros sí el de su preferencia.

El resultado fue una paleta multicolor que el Gobierno Federal ha tomado de base para el programa recientemente anunciado por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda junto a la secretaria de Bienestar federal, Ariadna Montiel, que consiste en pintar de esos colores las fachadas de las viviendas del puerto.

Pues resulta que no han faltado quienes al observar la muestra virtual de cómo se vería el anfiteatro porteño con esos colores han puesto el grito en el cielo y comenzado a hacer comparaciones, que si con las favelas brasileñas, que si con Ecatepec o Iztapalapa.

Incluso gente que presume de más mundo ha insinuado que mejor se tome el ejemplo de la enigmática isla griega de Santorini, todo de blanco.

El caso es que, curiosamente, quienes critican y cuestionan esta iniciativa que ya fue anunciada por los gobiernos federal y estatal y está próxima a echarse a andar, son los mismos que por lo regular siempre están en contra de todo y a favor de nada.

Más allá de que el pueblo manda y es el que eligió los colores, siempre las comparaciones son odiosas pues cada lugar mencionado tiene sus particularidades.

Ecatepec, Iztapalapa tiene su propia idiosincrasia, lo mismo que cualquier pueblo mágico del país, como el caso de Taxco que cuida hasta donde más se puede su estilo arquitectónico.

Santorini es una de las islas Cícladas en el mar Egeo. Fue devastada por una erupción volcánica en el siglo XVI a. C., que dio forma a su paisaje accidentado. Las casas cúbicas encaladas en sus 2 ciudades principales, Fira y Oia, se aferran a los acantilados sobre un cráter subterráneo. Estas tienen vista al mar, las pequeñas islas al oeste y las playas de piedras de lava blancas, rojas y negras.

Acapulco es magia, es multicolor, de un rico sabor costeño en su gastronomía y que nos ofrece todos los días los atardeceres y puestas de sol más espectaculares. Acapulco es, simplemente y sencillamente, la bahía más hermosa del mundo.

Pero lo más importante: Acapulco es nuestro.

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