- Policía comunitaria, de la solución al problema
Por Francisco Javier Flores V.
La tarde del 23 de febrero de 2013, una funcionaria del Ayuntamiento de Juan R. Escudero, muy cercana a la entonces alcaldesa Elizabeth Gutiérrez Paz, publicó en la red social Facebook la sorpresa que se llevaron al visitar ese día la comunidad de San Juan del Reparo.
La autoridad municipal había acudido a sostener una reunión con los ciudadanos del lugar y se encontró de buenas a primeras con que la mayoría de ellos estaban armados y la advertencia de que no querían ver ninguna corporación policiaca por ese rumbo, porque ellos ya tenían su propia policía comunitaria.
Fue así cómo esa comunidad se convirtió en la primera en “levantarse en armas” en una aparente autodefensa de su territorio, azuzados por una organización llamada UPOEG encabezada por el tristemente célebre Bruno Plácido Valerio y una camarilla de individuos cuya principal característica era ser violentos.
La sorpresa fue mayúscula, según relató la funcionaria en su momento, porque se trataba del pueblo que más apoyos en obras y acciones había recibido por parte de la autoridad municipal.
Todos sabemos lo que pasó después, la llamada policía comunitaria entró a la cabecera de ese municipio, Tierra Colorada, y en casi una década pasó de ser el paliativo para contener temporalmente la ola de inseguridad, violencia y delincuencia que asolaba esa región a ser la principal causante de eso que al principio llegó a combatir.
Hoy los civiles armados han sido desterrados de Tierra Colorada y sólo prevalecen en algunas comunidades en donde lejos de representar una alternativa de seguridad, se han convertido en el principal problema.
Lo ocurrido la mañana de este lunes entre sedicentes comunitarios de San Juan del Reparo y Chacalapa, en donde extraoficialmente se sabe de ocho muertos producto de una emboscada de los segundos a los primeros, no es más que el fruto de lo que ellos mismos han sembrado y una prueba más de que su presencia en esas y otras comunidades como la Zona Oriente de ese mismo municipio, no tiene razón de ser.
La pregunta es si al igual como se hizo en la cabecera municipal, el gobierno estará dispuesto a desterrar ese cáncer que aún padecen pueblos que en otros tiempos gozaban de paz y tranquilidad, los ciudadanos se dedicaban a trabajar la tierra, a hacerla producir y lo jóvenes eran educados y respetuosos con sus padres, no se la pasaban embriagándose, drogándose y delinquiendo, como lamentablemente ocurre ahora.