- Ayotzinapa, la mala costumbre
Por Francisco Javier Flores V.
La Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa vuelve a ser noticia.
Una persona murió y por lo menos dos más resultaron heridas a consecuencia de una explosión, hasta donde se sabe, de un tanque de gas estacionario.
Por como se maneja ese internado ubicado a las orillas de Tixtla será muy difícil que se conozcan a ciencia cierta los pormenores de esos hechos.
Sin embargo, por el comportamiento que han tenido durante años los ocupantes de esa escuela en donde se supone se forman maestros, no tardaron en aparecer las especulaciones.
La más recurrente apunta a que el incidente se produjo durante maniobras para la elaboración de bombas molotov y otros artefactos explosivos que las personas que ocupan esas instalaciones usan para cometer desmanes en Chilpancingo, la Autopista del Sol y cualquier otro lugar que se les ocurra.
En teoría, determinar si esa versión es verídica o falsa correspondería a la autoridad investigadora; pero como ya se dijo, es difícil que se conozca lo que realmente ocurrió simplemente porque los moradores del edificio escolar no lo van a permitir.
Así es que no queda más que especular y esperar sentados a que la que en otros tiempos fue una gloriosa normal rural, forjadora de grandes maestros, dé una buena nota.
Un primer lugar en aprovechamiento, por ejemplo.
El que un egresado de esa institución destaque en el deporte, en la academia, la cultura, el desarrollo social o en cualquier otro sector en beneficio de la población.
Triste y lamentable, pero desafortunadamente lo único que generan los llamados ayotzinapos son notas de vandalismo, de bloqueos carreteros, tomas de edificios, secuestros e incendios de vehículos repartidores de mercancía, de autobuses de pasajeros y ahora de explosiones dentro de su misma guarida.
Que no nos sorprenda, eso es a lo que nos tienen acostumbrados.