Chicotazos

  • Acapulco, inundaciones y secuelas de Otis

Por Francisco Javier Flores V.

Inició la temporada de lluvias en Acapulco y el agua sacó a relucir la triste realidad que vivimos en la ciudad.

Bastaron alrededor de quince minutos de precipitación pluvial para que algunas zonas de las colonias Emiliano Zapata y Ciudad Renacimiento registraran inundaciones de casi un metro de altura.

Nos tocó transitar por esos lugares alrededor de las dos de la tarde y en algunas calles y avenidas de plano era imposible el paso en automóvil por el agua estancada a causa del taponamiento del drenaje y alcantarillado.

Más de medio año para realizar trabajos de limpieza y desazolve no bastó. La falta de planeación de nueva cuenta se hizo evidente y esto de las inundaciones es cosa de todos los años.

Más allá de que en Acapulco de por sí llueve bien raro, pues mientras en Rena, Zapata y colonias circunvecinas se desató el aguacero, en el Centro, anfiteatro y las Zonas Diamante y Poniente, al menos a esa hora, ni siquiera pringó.

El trauma como secuela del huracán Otis tampoco podía faltar. En colonias en donde apenas lloviznó pero hubo ligeras rachas de viento, algunas personas, sobre todo mujeres, se mantuvieron con el Jesús en la boca y no pocas comenzaron a rezar al escuchar el ruido de las láminas galvanizadas al ser sacudidas por el efecto de la naturaleza.

Nadie quiere volver a vivir aquella fatídica noche del 24 para amanecer 25 de octubre del 2023, como tampoco nadie quiere seguir padeciendo la inundación de calles y avenidas.

Los huracanes, ciclones, tormentas, son fenómenos que no se pueden detener ni evitar y a las familias no nos queda más que guarecernos, protegernos, prevenirnos.

El desazolve de alcantarillas, canales pluviales y muy particularmente el drenaje sanitario, sí se puede realizar con antelación e incluso los ciudadanos pagamos por ello, viene el concepto en el recibo del servicio de agua potable, así como en el de energía eléctrica viene el del alumbrado público.

Es cuestión de voluntad, nada más. Esto no se resuelve con ponernos a rezar, basta con dejar de hacer como que la Virgen nos habla.

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