- Elección 2024, un día después
Por Francisco Javier Flores V.
Los resultados de la jornada electoral de este domingo, o al menos las tendencias en la mayoría de los casos irreversibles que se conocen hasta esta hora, van poniendo a cada quien en su lugar.
El viejo y conocido refrán de que «No todo lo que brilla es oro», ahora sí que queda como anillo al dedo a aquellos que anduvieron vendiendo espejitos y al final, como bien lo apunta un dicho costeño, «salieron con tomatillo».
«Las cosas caen por su propio peso» o «cae más pronto un hablador que un cojo», son otras de las consejas populares que se amoldan a lo que está resultando de este proceso electoral.
Una parte de la sociedad más participativa, más informada y no tan fácil de manipular también se vio este domingo, aunque sigue habiendo todavía amplios sectores que les gusta que les endulcen el oído o se dejan llevar por el canto de las sirenas.
Lo más rescatable, sin duda, es la civilidad y tranquilidad con la que se llevó a cabo la votación, sin incidentes mayores qué lamentar, lo que representa una cachetada guajolotera a los agoreros del desastre que preveían disturbios y anhelaban que la sangre llegara al río.
Bendito sea Dios, la boca se les hizo chicharrón.