- Mentes perversas
Por Francisco Javier Flores V.
Todos sabemos que previo a la temporada de lluvias, cuando los campesinos comienzan con los preparativos de los terrenos para la siembra de temporal, es común que por la falta de cuidados, como suele decirse en las comunidades, se les vaya la lumbre en las quemas de los tlacololes y se provoquen incendios forestales.
Hasta cierto punto, son situaciones que entre comillas pudiéramos considerar “normales” allá en el campo, ver quemarse los cerros porque hubo paisanos irresponsables que no supieron hacer guardavallas, que quemaron al mediodía o en la tarde, y no en la mañanita como se recomienda y las consecuencias las podemos ver año con año.
Sin embargo el hecho de que tales incendios ocurran en los cerros que rodean la ciudad, donde la gente ya no siembra, y sobre todo que sea en tiempos políticos, hacen sospechar que no se trata de la impericia de los campiranos, sino que las causas podrían ser otras, producto de mentes perversas y malintencionadas.
No por nada se inventó el dicho: Piensa mal y acertarás, y en Acapulco la duda es razonable pues hasta pareciera que la serie de quemazones que en las últimas semanas se han venido registrando fueron programadas con ánimo de ocasionar daños más allá de los forestales o al medio ambiente; son tiempos políticos y no se debe descartar que el fin sea hacer quedar mal a las autoridades, generando la percepción de que no hay capacidad para enfrentar contingencias de ese tipo.
Afortunadamente, vemos que los gobiernos le han puesto todo el empeño a combatir estos incendios con mucha responsabilidad y la gobernadora Evelyn Salgado Pineda ha dado la mejor muestra, pues incluso hoy pasada la media noche se mantenía pendiente y dando indicaciones a los responsables de permanecer en la zona de los siniestros.
Sin embargo, tal vez sea momento de comenzar a investigar los orígenes del fuego, la mano que prendió el cerillo o activó el encendedor. Es tiempo de buscarle y dar con los responsables materiales e intelectuales y proceder conforme a la ley.
Finalmente se trata de delitos ambientales y a la salud que deben investigarse y castigarse, y si se descubre que el trasfondo es la conspiración, dejar caer con mayor rigor todo el peso de la ley.