- La siguiente puerta de Vidulfo Rosales
Por Francisco Javier Flores V.
A finales de diciembre del 2017, cuando Angel Aguirre Rivero se aprestaba a encabezar el arranque de su precampaña a la diputación federal por el Distrito 8, en la cabecera municipal de Ayutla de los Libres, una turba de supuestos integrantes del movimiento de los 43 desaparecidos de Iguala abrió violentamente las puertas e irrumpió en el salón donde comenzaba a desarrollarse el evento.
El objetivo era claro y ahí mismo, en algunas declaraciones, lo confirmaron: Impedir no solamente que el ex gobernador iniciara su precampaña, sino boicotear cada uno de los eventos proselitistas que pretendiera llevar a cabo. Que no hiciera campaña, pues, era la consigna.
Ello orilló a que Aguirre finalmente desistiera de su intento por ser el candidato en ese entonces del Frente por México (PRD, PAN y MC) y anunciara que nunca más volvería a buscar un cargo de elección popular. Ello bastó para que los llamados “normalistas” o “estudiantes” que dicen ser de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, junto con “padres” o “familiares” de los desaparecidos, suspendieran sus movilizaciones antiaguirristas.
Esta semana que recién concluye, Vidulfo Rosales Sierra, sedicente abogado y quien desde septiembre de 2014 en que ocurrió la desaparición de los jóvenes “estudiantes” en Iguala (la escuela donde supuestamente estudiaban está a casi cien kilómetros de ahí, en Tixtla) se ha erigido como el líder de ese movimiento, aseguró que la irrupción de “padres” y “normalistas” en Palacio Nacional en donde derribaron una puerta, el pasado miércoles 6 de marzo, no tuvo ninguna motivación política, como seguramente lo dirá de la misma acción que hicieron sus huestes en el Palacio de Gobierno de Chilpancingo, un día después. En ambos casos, por cierto, utilizando vehículos ajenos, es decir robados.
No fueron acciones con fines políticos, pero extrañamente en la Ciudad de México ocurrieron justo cuando la candidata afín al mandatario nacional recién había iniciado su campaña, a unos pasos de donde vandalizaron; en Chilpancingo, más obvio, los desmanes fueron el mismo día en que los candidatos al Senado por Morena, Félix Salgado Macedonio y Beatriz Mojica Morga tenían actividades de campaña en la ciudad.
El mismo día que cometieron desmanes en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que en unos días más recibiría en audiencia a los “padres de los 43”; sin embargo, a la par de ese anuncio la Fiscalía General de la República iniciaba carpeta de investigación por los delitos cometidos en la irrupción a ese recinto histórico.
En Guerrero, en donde la gobernadora Evelyn Salgado Pineda ha procurado siempre agotar el diálogo, la no represión y buscar de manera pacífica la solución a los conflictos, ya se informó que la Fiscalía General de la República tomó en sus manos el caso de los “normalistas”, no solamente por la muerte de uno de ellos a manos de policías, con quienes se enfrentaron cuando se conducían en un vehículo con reporte de robo, en donde además la autoridad encontró drogas, armas y evidencias de que venían ingiriendo bebidas embriagantes, sino también por los desmanes que han ocasionado en los últimos días.
En el fondo, si en el caso de Angel Aguirre en el 2017 no hubo más interés que boicotear su precampaña e impedir que participara en la contienda electoral, los últimos acontecimientos dejan entrever esta vez una motivación más allá del tema estrictamente político-electoral.
Desestabilizar y causar problemas a los gobiernos Estatal y Federal parecen ser ahora el objetivo, en especial a la administración que encabeza Evelyn Salgado, dejando muy de lado la exigencia del esclarecimiento de la desaparición de los 43 “estudiantes”.
Cuando el periodista Ciro Gómez Leyva le preguntó en su noticiero matutino a Vidulfo Rosales cuál era la demanda por la que se atrevieron tirar la puerta de Palacio Nacional, el director de la tragicomedia llamada “los 43 desaparecidos de Ayotzinapa” le respondió sin empacho que sólo querían que López Obrador los recibiera en audiencia. Vaya manera de solicitarla, ¿no?
Por como se ven las cosas, la próxima puerta que cruzará Vidulfo, sin derribarla, podría ser la de la prisión. Estaremos pendientes. Vale.