- La pugna por Acapulco 2
Por José Antonio Rivera Rosales
Al final del dia, la selección del candidato morenista a la alcaldía de Acapulco tendrá que ser una decisión política que terminará por despejar las diferencias entre los y las aspirantes a ese codiciado cargo de elección popular.
Quien resulte elegido será, a no dudar, el proximo alcalde o alcaldesa de Acapulco, con todo lo que ello implica. Según todas las mediciones, Morena ganará de calle la elecciones para la presidencia municipal de Acapulco.
Quedan por determinar quiénes serán los candidatos (as) a las siete diputaciones con cabecera en el puerto, que serían los premios de consolación para los que queden fuera del reparto de la joya de la corona.
Aquí cabe hacer notar que muchos de los que se han promocionado para la alcaldía son en realidad oportunistas -podríamos asegurar que se trata del 99 por ciento de esa fauna nociva-, que en realidad andan en la pepena: pretenden la alcaldía, pero su objetivo real es una regiduría para seguir viviendo del presupuesto público.
En nuestra opinión sólo dos de los aspirantes tienen posiblidades reales de llegar al paraíso: Yoloczin Domínguez Serna y Joaquín Jacko Badillo. Ambos cuentan con una alta puntuación en las encuestas, sin negativos que los cuestionen.
La decisión, que con seguridad se inclinará a favor de alguno de los dos, podría hacerse pública en los días próximos. Antes la dirigencia que encabeza Mario Delgado tendrá que tomar decisiones salomónicas para atemperar los ánimos y, sobre todo, calmar a los más exigentes (porque todos dicen haber ganado la encuesta). La situación se parece mucho a un mercado en el que se negocian frutas y verduras.
La diputada con licencia Yoloczin Domínguez Serna, quien parece ser la favorita del senador Félix Salgado Macedonio, cuenta entre sus puntos positivos con un perfil conciliador que le permitió destrabar conflictos en el Congreso, conflictos que llevaban empantanados más de un año debido a la pésima gestión de quien le antecedió en el cargo, Alfredo Sánchez Esquivel, al frente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo).
Entre sus logros se cuenta el nombramiento del titular de la Auditoría Superior del Estado -que se encontraba acéfalo-, así como de consejeros en el Instituto de Acceso a la Información (Itaigro) y en el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), además de la Comisión de Derechos Humanos.
Entre sus iniciativas de ley presentadas ante el Congreso figuran la prohibición del matrimonio infantil así como mayores sanciones para el abuso sexual contra menores de edad, una gran laguna que existía en la normativa legal guerrerense.
Quizá lo que la demerita fue su conducta durante la situación que se produjo después del huracán Otis, cuando fue denunciada por ciudadanos de que hacía repartos de despensas con lista en mano, es decir, a sus partidarios, lo que fue interpretado como lucro político con la tragedia. Ello ameritó una denuncia en su contra por parte de personeros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ante la Fiscalía Especializaada en Delitos Electorales de Guerrero (FEDEGRO), denuncia que sigue vigente.
En todo caso, la diputada con licencia parece haber apagado su fulgor a partir de que abandonó su cargo como diputada, en estricto acatamiento de la ley, para ser considerada como un prospecto viable -que lo es- a la candidatura para la alcaldía de Acapulco. En fotos colocadas en internet aparece siempre con atuendos casuales, en una postura displicente, despreocupada y con poses muy parecidas a la de las actrices de ocasión. Esa conducta le ha ganado una fama de frívola que parece no concordar con la seriedad de sus aspiraciones.
Por su parte, Jacko Badillo es el más preparado de los pretensos viables, con una licenciatura en Comercio Internacional, una maestría en Administración Municipal y un doctorado en Administración Pública y Ciencia Política.
Es actualmente presidente de la Comisión de Seguridad del Congreso local y, en su papel, presentó una iniciativa de ley para tipificar como delito grave, con prisión preventiva oficiosa, la comisión del delito de extorsión y el cobro de cuota.
En esa postura coincidio con la expresada por el presidente López Obrador respecto de la comisión de esos delitos que le causan un grave daño patrimonial a la economía en su conjunto, pero particularmente a la economía popular.
La compañía privada que preside se ha dedicado desde siempre a proveer seguridad a sus clientes, tema en el que se ha especializado al paso de los años.
Convendría saber cuáles serían sus proyectos para Acapulco -municipio que concentra a la cuarta parte del total de población del estado- respecto al combate de la inseguridad, que en estos momentos constituye la demanda más sentida de la comunidad acapulqueña.
En fin, que de estos tres aspirantes -Abelina López, Yoloczin Domínguez y Joaquín Badillo- deberá emerger el próximo alcalde de Acapulco.
De todos los demás aspirantes ¡puaf! lo único que encontraremos son avaricia y mezquindades bien conocidas por la comunidad porteña. Eso es lo que los distingue a la mayoría, comenzando con Yoshio Ávila, un imberbe jovencito que ha transitado sin pena ni gloria por todos los partidos políticos. En cada una de sus travesías, siempre ha dicho que tal o cual es la solución a los problemas de Acapulco.
Pero si algo lo caracteriza es el cinismo: reparte con fuición despensas miserables a familias necesitadas a cambio de que le den su apoyo. Sería interesante conocer su fuente de financiamiento porque, dado que nunca ha trabajado, resulta asombroso que se maneje con camioneta de lujo y dilapide tantos apoyos entre reporteros que se dedican a estirar la mano. De ahí procede su supuesta popularidad, además de una granja de bots contratada exprofeso. Es un engañabobos, pues.
Cada quien con características propias, pero algo similar pasa con personajes como Ilich Lozano Herrera, Allan Arguello Alba, David Jiménez Rumbo, Carlos Granda Castro, Silvestre Arizmendi, Napoleón Astudillo, entre los más citados en las redes. Ah, y de último momento Pablo Amilcar Sandoval, un mercenario más de la política.
Zeferino Gómez Valdovinos es uno de los pocos honestos entre esta camada de sinverguenzas, pero con muy pocas posibilidades de llegar a la nominación.
Créame público lector, nada bueno hallará entre todos estos falsos redentores -bueno, si han redimido, pero sus bolsillos-.
Fórmese usted su opinión amigo lector (a).