- Acapulco, entre el asistencialismo y la participación social
Por: Guadalupe Rodriguez
Acapulco, Gro; 25 de Enero de 2023. Hace tres meses que el huracán Otis ha sido un tema en la agenda mediática del país. Por la inusual fuerza del fenómeno natural, las asombrosas conductas antisociales de algunos habitantes de Acapulco y sin duda; por el estraordinario recurso federal que fue destinado a las víctimas de Acapulco y Coyuca.
Sólo por mencionar algunas cifras; se sabe que por parte del Gobierno Federal ha sido destinado más 25 mil millones de pesos en la reconstrucción de Acapulco, que los apoyos han sido entregados a poco más de 300 mil ciudadanos; a cada uno de ellos además del un recurso económico se le estarían entregando artículos electrodomésticos y despensas.
Por otro lado están los apoyos que un gran número de asociaciones civiles donaron de manera directa o a través de entidades de gobierno e instituciones públicas. Fue tal la respuesta de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que se implementó un reporte especial para que las asociaciones declararán ante el SAT los donativos hechos a los afectados por Otis. Esa cifra la conoceremos próximamente.
La dinámica social que generaron los beneficiarios de los apoyos federales tuvo una gran repercusión en la actividad productiva de Acapulco. Existe un debate de si los apoyos ayudaron a las personas que perdieron su trabajo o si las personas han perdido su trabajo para ir por los apoyos.
Algunos empresarios han manifestado su descontento ya que la mano de obra se ha “escaseado”, “prefieren ir por la despensa que generar ingresos” dicen, y se han visto algunos en la necesidad de contratar proveedores foráneos para trabajos de reconstrucción y limpieza, ajustar horarios y salarios para que el personal no desista de su labor, otros definitivamente no han abierto sus negocios. Pacientemente muchos esperan que acabe la entrega de apoyos federales para que los miles de ciudadanos que hoy dedican gran parte de su tiempo a buscar silla y hacer fila regresen a sus antiguas labores.
¿Existirá para entonces un programa que estimule la reinserción laboral y productiva en Acapulco y Coyuca?. ¿Cómo se generarán nuevas fuentes de empleo que satisfagan las necesidades económicas de los ciudadanos? ¿Hay alguna estrategia que evite conductas de agandalle, robo u extorsión que hemos visto en los últimos meses?
Por otro lado también en Acapulco existen sectores preocupados no por la reconstrucción de la infraestructura sino por la recuperación social de Acapulco en varios sentidos; lo económico pero también lo psicológico y emocional. Es necesaria y urgente la participación social en esta etapa post Otis. Mas allá de un café y una plática de sobremesa, este tema ya se analiza con interés y preocupación por periodistas, artistas, promotores culturales y organizaciones civiles más que por el gobierno municipal o estatal que están enfocados en acciones inmediatas y a corto plazo.
La pregunta es ¿cómo sugerir a quienes toman las decisiones presupuestales que en cada despensa agreguen; una consulta psicológica, un taller que ayude a liberar emociones y si fuera posible también una beca para capacitación de cualquier arte u oficio?. Si es demasiado pedir, si nadie de las administraciones públicas ve la necesidad de atender mas allá del asistencialismo y de promover la participación social para levantar Acapulco entonces ¡Otis no nos ha enseñado nada!. Porque tendríamos claro que la devastación social ha superado a la arquitectónica. Y que los acapulqueños no estaríamos siendo parte de la solución, sino del problema, permanentemente.