Zona Cero

  • De egos y chapulines en la política

Por Roberto Santos

Al parecer no va a tener mucho caso que el senador Manuel Añorve realice la pantomima de registrarse y realice la parafernalia del examen para ser aceptado como aspirante al Senado.
Hasta el momento parece que será el único que va registrarse, después de que le han desbrozado el camino para que nada ni nadie le estorbe en su ruta al Senado.
Pareciera que en el PRI nacional están convencidos de que su base electoral padece algún tipo de trastorno que les impide razonar.
Y justo por esa falta de raciocinio que imaginan en quienes votan por ellos es que la actuación de la dirigencia priista se vuelve arbitraria, impositiva y paranoide.
Todo parece indicar que al cerrarle el paso a Mario Moreno, no le quedará más camino que enfilar su rumbo al MC, donde ya lo esperan para hacerlo candidato a senador.
Algunos priistas comentan que a Mario le hizo falta decisión para hacer de los votos que obtuvo como candidato a la gubernatura, una estructura o un grupo del cual asumiera el liderazgo.
Lo que va quedando claro es que el PRI una vez más ignora la demanda de sus jóvenes que piden, exigen, una renovación generacional en sus cuadros dirigentes y en la asignación de candidaturas.
Eso jamás va a pasar en tanto sigan siendo los mismos personajes que se apropian de los espacios de poder.
Y en el caso de Manuel Añorve, sería interesante preguntarle para qué anhela repetir en el cargo si no parece existir algo destacado que haya beneficiado a los guerrerenses siendo senador.
Habrá que recordar esa frase que le adjudican a Albert Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. Eso es lo que hace el PRI en Guerrero.
Así vemos en política como son los mismos que repiten los cargos y las candidaturas.
Sin importar que nunca hayan entregado buenas cuentas persisten en seguir participando, marginando a otros que con paciencia siguen esperando ser tomados en cuenta por los caciquillos de su partido.
Aunque eso no es privativo de los priistas, pues están cortados por la misma tijera los que están en el PRD, PRI, PAN, MC y Morena.
Otros recurren al chapulineo, una acción oportunista de cambiar de bando cuando están perdiendo poder en su partido.
Veremos si los cuadros jóvenes siguen a esos ilusos que aún creen que son estrictamente necesarios en la política y la sociedad, engañados por su narcisismo delirante.
El ego sobredimensionado hace creer a algunos que verdaderamente son importantes en la sociedad y que merecen ser nombrados candidatos y representantes cuantas veces sea necesario.
Su personalidad demanda ser halagados, admirados, queridos, o como dicen los psicólogos: “deseados”.
Los ciudadanos pueden evitarlo con la mejor arma que tienen: su voto.

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