Chicotazos

  • Locorio: de payaso a títere

Por Francisco Javier Flores V.

En los peores momentos que está viviendo Acapulco, cuando un ejército de trabajadores de los gobiernos federal, estatal y municipal; marinos, soldados, efectivos de la Guardia Nacional y tantos contingentes enviados por otros estados de la República; organismos internacionales como la Cruz Roja, fundaciones, asociaciones civiles y tanta gente que se está sumando a ayudar en las tareas de rescate, sólo a un loco se le podría ocurrir organizar una revuelta.

Miles de familias acapulqueñas están ocupadas en estos momentos al interior de sus hogares en remover los escombros y limpiar el tiradero que dejó a su paso el huracán Otis; otros se dedican a recolectar víveres que fluyen por distintos medios, a allegarse agua potable y a normalizar su vida donde la energía eléctrica ya está siendo restablecida junto a otros servicios que ya son básicos como la telefonía y el internet.

Otras se encuentran ocupadas en atender a los brigadistas de Bienestar que levantan el censo de las viviendas afectadas, a fin de poder acceder a los beneficios ya anunciados por el Gobierno federal para los damnificados, que no son pocos.

De ahí que la supuesta caravana por la reconstrucción organizada por el tristemente célebre Ramiro Solorio Almazán no solamente es un sinsentido, sino que tiene un fuerte tufo político.

Ya se sabe, de por sí, que Solorio (del que hasta su propio hermano Javier, el doctor, se avergüenza) es arrebatado y muchas veces sus acciones han buscado protagonismo para llamar la atención y sacar beneficios políticos y por supuesto económicos, por medio de regidurías y aviadurías; sin embargo en esta ocasión no hay que perder de vista que este personaje se ha aliado con los enemigos acérrimos de la Cuarta Transformación (PRI, PRD y PAN), y no es descabellado suponer que de ahí es la mano que mece la cuna en este nuevo episodio de aparente locura, que no sería tal, sino una estrategia orquestada para desestabilizar el plan de reconstrucción para Guerrero decretado por el presidente López Obrador y coordinado por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján.

Así, Locorio, como le ha bautizado la voz popular ante sus constantes ocurrencias y dislates, estaría transmutando de ser un payaso ocasional para convertirse en títere de quienes ya fueron y fallaron, pero añoran volver a ser gobierno en Acapulco, en Guerrero y en México. Vale.

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