- El hubiera sí existe
Por Francisco Javier Flores V.
El 28 de junio de 1985 por la mañana, cuando el entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer ordenó parar “a como diera lugar” a un grupo de campesinos que bajaban de la sierra de Coyuca de Benítez para manifestarse en el Ayuntamiento de Atoyac de Alvarez, quizá nunca imaginó que ello terminaría en una masacre, con saldo de 17 muertos y por lo menos 21 heridos, lo que a la postre le costó dejar la gubernatura.
Si Figueroa, que aún vive y puede dar testimonio de que esto es verdad, no hubiera dado esa fatídica orden, el mundo no se le habría venido encima y pudo incluso haber concluido satisfactoriamente su sexenio y otra sería la historia que se estuviera contando.
¿Qué habría pasado si el lunes 10 de julio la gobernadora Evelyn Salgado Pineda hubiera dado una orden similar? En 1995 eran cuando mucho unos 300 campesinos que bajaban en camionetas de redilas de Tepetixtla, Atoyaquillo, Paso Real, entre otras comunidades y fueron literalmente emboscados por policías (estatales y judiciales) en el vado de Aguas Blancas.
El lunes pasado, según los cálculos, eran más de 3 mil (aunque los líderes aseguraron que eran 20 mil) los manifestantes que procedían de diversos municipios de las zonas Centro y Montaña Baja con clara intención de desquiciar la capital de Guerrero, y que trataron de ser contenidos por policías del Estado y elementos de la Guardia Nacional, en un punto entre Chilpancingo y Petaquillas. El resultado, sólo algunos golpes y moretones.
Habrá quien desde la inconsciencia argumente que en el caso de Aguas Blancas sí se logró contener el avance y los campesinos ya no llegaron a realizar su protesta. Por supuesto. Pero hay que ver nada más a qué precio, al grado de que a 28 años aún se recuerda como una de las masacres que más han lastimado a nuestro estado.
La manifestación del lunes no se pudo contener, es cierto; el contingente rompió el cerco en donde representantes del gobierno los esperaban ofreciéndoles un diálogo que en primera instancia los “líderes” de los campesinos rechazaron. Hubo forcejeos y finalmente avanzaron y cumplieron en parte su objetivo desestabilizador, aunque después terminaron por sentarse a dialogar, atendiendo el ofrecimiento de la gobernadora a través de los funcionarios que para eso están.
Hoy, a menos de una semana de estos últimos hechos, si bien todavía se menciona en algunos medios de comunicación, el tema poco a poco se va desvaneciendo, dejó de ser noticia y no se dude que en unos días o semanas será sólo recordado como una marcha más.
Así, no fue casual la mención hecha en una de sus conferencias mañaneras por el presidente Andrés Manuel López Obrador, al destacar la mesura, inteligencia y buen tino de Evelyn Salgado Pineda al anteponer el diálogo, el respeto y la no represión, haciendo la analogía entre uno y otro sucesos.
Entonces, contrario a lo que reza el dicho popular, en este caso el hubiera sí existe. Ahí está la diferencia. Vale.