• El incomparable valor de provocar la sonrisa en un rostro infantil
Por Francisco Javier Flores V.
Chucho bailó y bailó. Cantó, rió a carcajadas y se divirtió de lo lindo.
A sus 15 años, él se comporta como un niño de 5, quizá de 3 y hasta de un poco menos, por esa dificultad que le provoca su escaso entender, pero que no le impide sentir. Y él así se sintió.
En el Acapulco olvidado, allá por los rumbos de la colonia Nueva Belén, cerca de un centenar de niñas y niños disfrutaron de un agradable festejo del ahora llamado Día de la Niñez, de una forma que tal vez ni siquiera imaginaron.
Además de la alegría de convivir algunas horas con sus personajes favoritos como Jessy, la vaquerita de Toy Story; el asombroso Hombre Araña, mejor conocido como Spider Man, Mario Bross y Barbie hasta en dos versiones diferentes, los menores fueron agasajados con piñatas cargadas de dulces, pastel, aguinaldos, refrescos, jugos, pero lo más importante y esperado. ¡Juguetes, muchos juguetes!
Hubo para quienes participaron en los juegos coordinados por Mario Bross que pegado al micrófono fue insuperable en la animación del evento; dinámicas de baile, concursos, de los cuales el primero en obtener un premio, una poderosa pistola de juguete, fue justamente Chucho, por haber ganado en la ronda de aplausos del primer concurso de baile.
Y al final hubo para todos en general, hasta para los bebés de brazos, nadie se quedó sin su regalo.
Una convivencia que no solamente fue disfrutada por los niños, sino también por sus mamás o hermanas mayores que los acompañaron, pues seguro los varones en ese momento se encontraban trabajando para poder llevar el sustento a sus hogares.
El reducido espacio que sirve de capilla de la Sagrada Familia, en lo más recóndito de la Nueva Belén, entre El Quemado y Los Organos, de pronto se vio inundado de las risas y gritos de niñas y niños de piel ceniza y ojos de esperanza, acostumbrados a los rayos inclementes del sol y a caminar descalzos entre calles polvorientas carentes de concreto, charcos, lodazales y fétidos olores provocados por drenajes abiertos.
Hasta allá llegó este domingo 30 de abril la “Caravana del Día del Niño”, el recorrido que por diversas regiones del estado llevó a cabo la Red Cultural Por Amor a Guerrero, y que en esta ocasión contó con la empatía y la solidaridad de la asociación civil Ciudadanos Soberanos, en un esfuerzo coordinado de Guadalupe Rodríguez López y Gladys López Suástegui, presidentas, respectivamente, de esas organizaciones.
Fue un festejo que de manera sencilla pero emocionados agradecieron doña Miriam y el señor Manuel a nombre de sus hijos y nietos, esos niños y niñas que rompieron piñatas y se divirtieron junto a Chucho, quien pese al Síndrome de Down que le acompaña desde su nacimiento, el que le ha impedido incluso ir a la escuela porque la maestra no lo supo atender, es participativo y educado.
Al final, con sus juguetes y dulces en mano, las huellas del pastel merodeando sus bocas, pero lo más importante, la felicidad dibujada en sus rostros, niñas y niños emprendieron el regreso al hogar, mientras entre los voluntarios que hicieron posible ese festejo, quedó la satisfacción del objetivo cumplido: Ver dibujada la sonrisa en un rostro infantil… es algo que no tiene precio.