Epístolas Surianas
De Julio Ayala Carlos

La violencia, y sus consecuencias
• Urgen los concesos ciudadanos

MÁS QUE CULPAR A OTROS, EL PROBLEMA de la inseguridad, y la violencia en Guerrero, debe aceptarse en primer término, y luego, si se quiere resolver, pedir ayuda, por supuesto, a quien conozca de ello. De lo contrario, las cosas seguirán peor, con todo y el interés, el compromiso y la responsabilidad que tiene quien hoy gobierna Guerrero, es decir, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.

Y es que hasta el punto en que se encuentra el problema, la participación ciudadana es más que urgente, sin que tenga que convertirse en policía o hacer labores de ésta, sino respetar la ley, conducirse conforme a las normas legales y generar condiciones de paz, de tranquilidad y de sana convivencia.

Por supuesto, formar parte de los consejos ciudadanos, que deben existir, para que desde ahí vigile, realice alertas y en su caso denunciar a quienes delinquen, incluso a los malos policías y servidores públicos, muchos de los cuales tienen algún nexo con la delincuencia.

Hay que decirlo. Es evidente que por sí solo el gobierno del estado no puede con el problema, pues la inseguridad pública, como la violencia que trae consigo, es mucho más compleja que atender las causas estructurales que la originan. En este sentido, además de atender la pobreza y la marginación, también debe impulsarse el empleo y fortalecerse la educación, la salud, y demás servicios públicos que generen en la población un estado de bienestar social.

Pero también, y esto hay que puntualizarse, debe aplicarse la ley, no sólo a los más humildes, a los más pobres o no tienen forma de defenderse, sino a todos, incluido al Presidente, al gobernador, al presidente municipal, al senador de la República, al diputado federal y al diputado local, y por supuesto, al Ministro, a los jueces, al Fiscal, al Ministerio Público, al policía, a los hijos de los funcionarios, y a los hombres del dinero.

Es indudable que el mayor problema que tiene México, y Guerrero, es el de la impunidad, el de la no aplicación de la ley, incluso por sobre el de la corrupción, precisamente porque no se aplica, salvo en los más pobres, de ahí que las cárceles estén llenas de gente humilde, mientras que los delincuentes, los “peces gordos”, por el poder que tienen, incluso entre las autoridades, gozan de las libertades para seguir delinquiendo.

Por eso la inseguridad, porque incluso desde las más altas esferas del poder, se protege a los delincuentes. De otra forma, la delincuencia de “cuello blanco” estaría en la cárcel o siendo perseguida, lo mismo que aquellos que se dedican al narcotráfico, al secuestro, y aquellos cuyas bandas delincuenciales cometen homicidios.

También hay que decirlo. A pesar de la inseguridad y violencia existente, hay quienes, incluso desde el poder, se aferran a ignorar los hechos, o en su caso, a ocultarlos, como si con ello se acabara o desapareciera el problema, lo que da pauta a que crezca, al no ser visto por las autoridades. Hay también quienes culpan a otros, o al pasado, de lo que ocurre, ya porque les es más cómodo y fácil, por incapacidad para atenderlo, o por falta de compromiso, generando con ello malestar entre la población y entre quienes podrían ayudar en el problema.

Aquí lo hemos dicho alguna vez. Es indudable que quien gobierna el estado pone su empeño en el problema que representa la inseguridad pública y la violencia existente en Guerrero. Encabezar diariamente las Mesas para la Reconstrucción de la paz es un ejemplo, y otro más sería el que asista personalmente a los municipios, incluso a las mismas comunidades donde ocurren hechos de violencia; un tercer ejemplo son las acciones tendientes a generar un mayor número de efectivos del orden con el fin de garantizar la seguridad pública.

Sin embargo, y aquí está otro problema, los hechos demuestran que pese al esfuerzo, voluntad y compromiso de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, el gabinete de seguridad con que cuenta, y del que está rodeada, no le ayudan conforme a las circunstancias, y en consecuencia los resultados no se ven porque no existen. Es inconcebible, por ejemplo, que tenga que asistir personalmente a las zonas conflictivas, o tenga que salir a dar la cara hay cuando responsables de área.

No es posible, hay que decirlo, que el secretario general de gobierno calle deliberadamente, al igual que el secretario de seguridad pública cuando ocurren hechos delincuenciales, mientras que la Fiscal general del estado simplemente no entrega resultados, y lo más patético, tenga que suplicar respeto, como ocurrió en La Morena. Es inconcebible también que el área de Gobernación sólo “orejee” marchas y a periodistas, mientras las bandas delictivas hasta anuncian sus acciones.

Es cierto. Es obligación del gobierno del estado garantizar la seguridad pública, pero es también muy cierto, sin quitarle responsabilidad, que mientras haya una política de seguridad pública federal de “abrazos no balazos” a los delincuentes, poco podrá hacerse para combatir la delincuencia. Por eso, decíamos, urge la participación ciudadana que además le exija a las autoridades el que cumplan, pero también que se involucre en el respeto a la ley, y en generar, desde su casa, mejores condiciones de convivencia social.

Comentarios: Ayala.jc30@gmail.com

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