•La detención de Ovidio
Por Roberto Santos
Un coronel asesinado y sus 4 escoltas, 28 heridos, un integrante de la Guardia Nacional fallecido, autos robados, tráilers quemados, bloqueos y asaltos en comercios en Culiacán es el saldo de la detención del “Ratón”, Ovidio Guzmán.
La economía de Sinaloa paralizada y la población encerrada en sus casas, no así quienes se han dedicado a sustraer mercancía de los comercios y asaltan camiones de carga para repartirse la mercancía que transporta.
Si bien el operativo de la detención ahora sí les dio resultados, el impacto social fue descuidado al ser la población la que está sufriendo los resultados de la mala planeación de la detención del máximo líder del cartel de los chapitos. Afectaciones económicas y sociales son el resultado.
En respuesta vemos lo que ya se esperaba, que bajo la tutela de los grupos narcos, la población se mueve en el marco de la ley del más fuerte y en la anarquía.
Resulta penoso atestiguar que la regulación de las relaciones sociales no está determinada por el Estado, sino por estos grupos criminales, quienes han aprovechado la debilidad de las instituciones para controlar ciertos sectores de la población que termina convertidos en sus aliados.
Es claro que esta acción, evitada a toda costa por cálculos políticos, representa un giro en la política del gobierno federal mexicano ante la realización de la Cumbre de líderes, donde estará el presidente de Estados Unidos y el primer ministro canadiense.
Según el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, los temas que se abordarán en esta reunión tratarán sobre la diversidad, equidad e inclusión, cambio climático y ambiental, migración y desarrollo, competitividad, salud y seguridad, entre otros.
Pero un tema fundamental que preocupa a los Estados Unidos es la producción y contrabando de fentanilo, que ha generado un problema de salud pública en su territorio por el número de muertos por sobredosis de una droga mucho más potente que otras e infinitamente más adictiva.
Biden ha recibido la presión de los congresistas para detener el contrabando de esta sustancia, donde China juega el papel de productor de los químicos precursores y las bandas organizadas mexicanas como maquiladoras y distribuidoras en el país norteamericano.
Y esa presión no es menor, pues ya los republicanos amenazan a su presidente de llevarlo a juicio si no atiende este fenómeno.
Hay que recordar que hay quienes en EU proponen que las bandas narcas sea consideradas como grupos terroristas, lo que le daría las facilidades para perseguirlos y detenerlos en cualquier país, a lo que el gobierno mexicano se ha opuesto.
Así que el tema de la seguridad viene siendo central en las relaciones entre los tres países, base para impulsar y consolidar el comercio entre los mismos y generar certeza a sus empresas que invertirán en México.
La exigencia de recuperar el control de la seguridad pública del país, romperá con la política de “abrazos no balazos”, algo que a estas alturas parece imposible de sostener y que sin duda tendrá sus consecuencias a largo e inmediato plazo.
De seguir la presión de EU, otros líderes narcos están en la posibilidad de ser detenidos, lo que acarreará el resquebrajamiento de la estabilidad conseguida con la política de “dejar hacer, dejar pasar”.
Esto no solo afectará en el tema de la seguridad, lo económico y social, sino que dará sus coletazos en el ámbito político electoral.
Ojalá los resultados no sean tan graves para la población, consideradas víctimas colaterales y un número en las estadísticas de la inseguridad.